ribbon

El futuro de Colombia ¿se simplifica o se complica?

2 de junio de 2014

|

A  pesar del record histórico de abstención del 60 por ciento, es indudable que los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales colombianas marcan un importante momento con vistas a obtener una definición más diáfana del equilibrio de las fuerzas políticas en el país, y por tanto, de sus posibles consecuencias para el futuro de Colombia.

El hecho de que, dentro de un padrón electoral de 33 millones habilitados para votar lo hiciera solo el 40 por ciento, -a pesar de la polarización existente en cuanto al tema de la guerra o la paz, añadidas otras numerosas demandas sociales de todo tipo,- muestra también de forma evidente el desencanto y la decepción de la población en cuanto al sistema en su conjunto, harta de  engaños y dilaciones.

En cuanto a los aspectos calificados como “guerra sucia”, que caracterizaron a la última etapa de la campaña, en medio del intercambio y acusaciones y maniobras mutuas entre los dos candidatos que presentaban mayores posibilidades, no es la primera vez en la historia de Colombia que la oligarquia y las clases dominantes se enfrascan,- por las más disímiles razones,- en luchas que han llegado a ser sangrientas, rivalizando por mayor poder y mayores ganancias. El reparto del sustancioso botín ha estado en la esencia de esas confrontaciones, fuertemente matizadas en ocasiones por la respuesta popular como en el Bogotazo de 1948.

En la situación concreta que atraviesa el país en estos momentos emerge como cuestión fundamental la contradicción entre la guerra y la paz, -tras seis décadas de conflicto armado interno,- una paz que ha sido alentada como nunca antes por parte del gobierno del candidato-presidente Juan Manuel Santos y es presentada como su más atractiva carta de triunfo frente a la candidatura rival Zuluaga-Uribe, que solo propone la prolongación de la guerra hasta un eventual liquidación definitiva de los movimientos insurrectos.

Mientras la mayor parte de los observadores y de la prensa local coinciden en que pudiera abrirse para Colombia una inédita y extraordinaria oportunidad de paz en caso de un triunfo electoral de Santos en segunda vuelta, -junio15,- otros no ven con semejante optimismo la perspectiva en caso de que el ganador fuera el mencionado dúo Zuluaga-Uribe, quienes libran una sostenida campaña contra los diálogos de paz y ya han anunciado su posible suspensión.

Estados Unidos, cuyos sucesivos gobiernos han estado y están profundamente involucrados en el conflicto armado colombiano y lo han apoyado mediante cuantiosa asistencia económica y militar, analiza detalladamente la situación y no pierde la oportunidad de influir a favor del bando más cercano a sus ideas y estrategias, pues considera, además, convertir a Colombia en una importante base de operaciones contra Venezuela, Ecuador y las corrientes de unidad e integración que se desarrollen en América Latina y el Caribe.

Tanto la estrecha diferencia entre los dos primeros candidatos cmo la elevada abstención, motivaron un urgente realineamiento de las fuerzas políticas en busca de captar para la segunda vuelta el número de votos requeridos.

Según se aprecia, de esas alianzas y coaliciones, más los 20 millones de abstencionistas en la vuelta anterior, saldría esta vez la decisión definitiva.

Comentarios