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El engaño del siglo

28 de junio de 2019

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El pequeño enclave de Bahréin –rico en petróleo– ribereño con el Golfo Arábigo-Pérsico, con mayoría de población musulmana chiíta que se opone a la monarquía gobernante que, por tanto, es tutelada, protegida y en ocasiones ocupada militarmente por su vecina Arabia Saudita, es la sede del muy anunciado encuentro organizado por el gobierno imperialista de Estados Unidos y algunos de sus asociados regionales para dar a conocer lo que han llamado “el acuerdo del siglo” y que otros muchos han llamado  más propiamente como “el engaño del siglo”.

Tras haberse alineado totalmente con el estado sionista de Israel y traspasado límites que ninguna otra Administración estadounidense rebasó hasta hoy, Donald Trump y su yerno, consejero y enlace con los intereses y el capital judío, Jared Kushner, han  enmascarado tras un  supuesto “proyecto de inversiones” por valor de 50 mil millones de dólares el plan que supuestamente pondría fin al conflicto palestino-israelí sin reconocer al estado palestino independiente ni resolver el retorno de los refugiados a sus tierras, ni definir el carácter de Jerusalén como capital palestina.

De todos los diferentes “planes de paz” que en diferentes momentos han elaborado las distintas administraciones estadounidenses –todos fracasados por la negativa israelí de honrar sus compromisos– este es posiblemente el más inverosímil, el más hipócrita y el más humillante para la causa palestina, a la que pretende liquidar y comprar por un puñado de dólares sin reconocer ninguna de sus legítimas reclamaciones históricas.

Según el plan yanqui –rechazado por la Autoridad Nacional y todas las organizaciones palestinas de diverso signo y filiación– algunos estados árabes también serían beneficiados y ello actúa como gancho para atraerlos y además profundizar las divisiones en ese mundo, debilitando a la causa palestina y legitimando la ocupación israelí de esos territorios.

El proyecto de la Administración Trump es demasiado evidente y ha suscitado por ello rechazo y protestas por doquier, pues tal solución disfrazada de “acuerdo” no es más que un engaño flagrante, cocinado estrechamente con el régimen de Netanyahu, actualmente en medio de una crisis política que pudiera poner fin a su mandato, en medio de escándalos de fraude electoral y corrupción.

Desviar la atención de la opinión mundial a favor de la causa palestina, en momentos en que su prestigio crece y es avalado por Naciones Unidas, es el objetivo de este nuevo frente abierto por Trump y los suyos, condenado de antemano al más estrepitoso fracaso.

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