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El convite y los personajes

8 de marzo de 2019

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Por un día el presidente de Chile, Sebastián Piñera, se alejó de su país para cumplir, más que una invitación del mandatario colombiano, Iván Duque, una orden desde Estados Unidos y asistir al más vergonzoso de los show mediáticos escenificado en la parte colombiana de la frontera con Venezuela.

Piñera dio la espalda a la convulsa situación de su país, con huelgas y manifestaciones de trabajadores y estudiantes, e, incluso a quienes sufren los daños por las inundaciones de los últimos días donde fallecieron seis personas.

Pero, no asistir a la cita de la ultraderecha latinoamericana y sus patrocinadores de Washington, sería algo así como crear estados de opinión sobre su linaje de empresario millonario y afiliación a la derecha extrema, la que, incluso, defiende a personajes como Augusto Pinochet.

Otro que acudió al citado baile fronterizo fue el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, del muy conservador Partido Colorado, y quien ha sido criticado por su relación con la dictadura militar de Alfredo Stroessner, ya que su padre, Mario Abdo, fue el secretario privado del ex dictador. Abdo Benítez ha afirmado que Stroessner «hizo mucho por el país».

En el festín, el mandatario paraguayo dijo que Venezuela está cerca de liberarse de la «tiranía» de Nicolás Maduro y confió en que «pronto se podrá celebrar la recuperación de la democracia y la libertad» en ese país. No olvidar que Paraguay fue, en enero pasado, el primer país que rompió relaciones diplomáticas con el Gobierno de la República Bolivariana.

Otro de los personajes del convite fue el más descalificado de todos y actual secretario general de la OEA, Luis Almagro.

De él poco se puede decir que no se haya dicho ya. Como parásito asalariado a las órdenes de los gobernantes de Estados Unidos, ha sido el más incisivo de los inspiradores del plan contra Venezuela.

Para el final, dejo a Iván Duque, la cuarta pata de la mesa, donde se escenifica el proyecto de guerra mediática y de desinformación contra la nación bolivariana.

Duque como buen anfitrión, viajó a Washington en días recientes y se reunió con el presidente Donald Trump y otros personeros del ala más derechista de la administración estadounidense. Allí le dieron las últimas órdenes y, de regreso a Bogotá, ha tenido días intensos preparando no solo el pasado show en la frontera, sino apuntalando cada detalle del fracasado «paso» de la supuesta ayuda humanitaria enviada por Trump que, según el propio gobernante norteamericano, serviría para 40 000 venezolanos. Ridícula cifra, cuando Trump habla de crisis humanitaria, de millones de venezolanos en la penuria y otras sandeces.

Aunque las informaciones de referencia, citadas por EFE, y originadas en Calcuta, Colombia, incluyen a Juan Guaidó entre el grupo de marionetas que acudieron al convite —este último hasta bailó—, no creo que amerite dedicar líneas a quien no es nadie y que hizo la payasada de subirse a uno de los camiones con la supuesta ayuda, y declarar que comenzaba la llegada a Venezuela de la misma.

Por supuesto, un enjambre de periodistas, fotógrafos, camarógrafos y otros asalariados de la gran prensa, se veían «realizados» ante la «exclusiva» del cruce y batían palmas y hasta se apresuraban en querer ser los primeros en reportar «la caída de Maduro», desde Caracas.

Pero, unos y otros se quedaron en esa. Se impuso la razón, la dignidad, el valor, y ni una cosa ni la otra pudieron reportar, porque ni la supuesta «ayuda» cruzó, ni la Revolución Bolivariana pudo ser erosionada.

Y —muy importante—, la cohesión entre Fuerzas Armadas y pueblo venezolanos demostró su valía y quedó fortalecida con esta victoria de la paz. Y si ha habido algún muerto o herido, y alguna que otra gandola con la cacareada ayuda quemada, ha quedado más que demostrado que fueron «falsos positivos» inventados por Estados Unidos y Colombia, aunque para ello los fallecidos y heridos, formaran parte de lo que el propio Juan Guaidó cínicamente ha llamado como «una inversión necesaria»

De todos estos personajes que acudieron solícitos para ver el cruce de la frontera, habría que precisar si alguno se alistará en cualquier aventura similar, ya sea en los límites con Brasil o en las islas caribeñas de Aruba, Bonaire y Curazao, donde, según se ha filtrado, hizo una visita por estos días el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos.

Alguien que al parecer no fue invitado al show preparado por Washington contra Venezuela, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, también se ha unido mediáticamente a la componenda y hasta una embarcación con supuesta «ayuda» para los venezolanos, fue echada a la mar con pretensiones de hacerla llegar a Caracas.

Para formar parte del proyecto, el representante de Estados Unidos en esa colonia humillada más de una vez por el presidente Trump, dijo: «He impartido instrucciones para que el barco abandone el área temporalmente por la seguridad de la tripulación y los periodistas que se encuentran en la nave».

Y para que no haya dudas en cuanto a quién responde este señor, subrayó que notificó al Gobierno federal estadounidense, en caso de cualquier grave incidente con embarcaciones venezolanas.

Y finalmente informó: «Estamos siguiendo minuto a minuto desde Washington, la situación en Venezuela y el curso de nuestra ayuda humanitaria para ese sufrido pueblo».

Rosselló dirá que, aunque lo habían dejado fuera en este show y no lo invitaron como bailador a la fiesta en la frontera colombiana, todavía hay tiempo para demostrar su apego a lo que provenga del gobierno del presiente Trump, el mismo que como «ayuda humanitaria» a Puerto Rico por las graves afectaciones durante el ciclón María, que dejó 3057 muertos en septiembre del 2017, acudió a lanzarles rollos de papel sanitario, en franca humillación a pobladores que aun hoy no disponen de todos los servicios afectados por el citado huracán, año y medio atrás.

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