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El Chile de los ricos y el de los pobres

29 de octubre de 2019

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Chile, como se ha dicho muchas veces, es el ejemplo que presenta el imperialismo para presentar las “bondades” del neoliberalismo, caricatura infame que fue gestada desde 1973, a raíz del golpe de Estado de Augusto Pinochet.

Se trató de cubrir la sangre con el papel del dinero, la compra de conciencias y la utilización de mercenarios disfrazados de políticos, cambio que tiene actualmente en el multimillonario presidente Sebastián Piñera su mejor patrocinador.

Pero como el abuso no siempre es posible y tarde o temprano estallará como pompa de jabón, decenas de miles de chilenos han saldo a las calles de las principales ciudades para protestar contra abusivos aumentos a los productos más esenciales, recordando lo que en días atrás le pasó a Lenín Moreno en Ecuador.

Como el graduado de Harvard es un buen admirador de Pinochet, “Piraña” –así bautizado por el pueblo sacó a más de 10 000 efectivos militares a las calles, con tanquetas y armas con munición real para dar muerte a quienes llamó delincuentes, llenar los hospitales de heridos y encerrar a miles de ellos.

La protesta, sin embargo, continúa, y seguirá mientras se ensanche la desigualdad de quienes se aprovechan del crecimiento económico para enriquecerse a costa de personas que son empleadas con sueldos miserables.

Nada de extraño es que miles de chilenos tengan que dormir en las calles y comience a subir el índice de la pobreza extrema. El empleo tiene índices altos, pero la mayoría vive con un salario que apenas les permite vivir.

Así lo demuestra el estudio “Los bajos salarios de Chile, Análisis de la Encuesta CASEN”, documento que analiza los datos que plantean que los trabajadores reciben aparentemente salarios altos, pero ello no es real, debido a los altos índices de desigualdad.

Esa encuestadora, junto a otros analistas, coincide en que apenas el 8,5% de  los trabajadores recibe un sueldo decoroso,  mientras el resto presenta diferentes índices de bajos salarios, principalmente las mujeres, y de ahí la frase “La precariedad tiene rostro de mujer”.

A pesar de las variaciones según categoría y tamaño de empresa, el problema de los bajos salarios en Chile es una realidad transversal-

Frente a esto, la dirigente sindical e integrante de la agrupación Pan y Rosas, Josefa Cáceres, considera que “hasta organismos internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo, han manifestado preocupación por los paupérrimos sueldos que recibimos la gran mayoría del país, en especial nosotras las trabajadoras que obtenemos casi un 30% menos de salario por el mismo trabajo”

Estas cifras muestran la crudeza del Chile capitalista, gobernado por empresarios y políticos corruptos, y donde la desigualdad ha aumentado, aunque traten de pintar un cuadro totalmente distinto.

Los datos vuelven a mostrar el Chile de los ricos y el Chile de los pobres y de quienes llegan a duras penas a fin de mes, mientras Piñera y sus ministros, como buenos integrantes y representantes de la clase empresarial, insisten en la aprobación de reformas para empeorar aún más las condiciones de vida.

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