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El caso Bolton

16 de septiembre de 2019

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Ante el explicable revuelo mundial causado por la súbita y casi violenta expulsión del asesor de Seguridad Nacional del gobierno imperialista de Estados Unidos por parte del presidente Donald Trump, quién lo sacó de su temporal ostracismo ubicándolo en uno de los más importantes cargos de la Casa Blanca, numerosas están siendo las conjeturas que buscan los reales motivos de tan abrupta decisión y sus posibles consecuencias –si las hay– en el comportamiento del Imperio.

Lo cierto es que las explicaciones dadas por el propio Trump no parecen haber satisfecho la curiosidad mundial y numerosas son las versiones que surgen por doquier acerca de la cesantía de John Bolton y el expedito método utilizado, aunque no es la primera vez que el Presidente usa tales maneras para fulminar a alguno de los que hasta esos momentos han sido sus colaboradores.

El caso Bolton, sin embargo, presenta características especiales y por tanto ha llamado poderosamente la atención, hasta no hace mucho lucía como uno de los favoritos del mandatario, quien lo elogiaba públicamente a ratos, ahora se sabe que para alejar cualquier rumor de discrepancia con el propio Presidente o con el secretario de Estado, Mike Pompeo.

Quienes han escudriñado en este terreno coinciden en percibir una lucha por el poder y por la influencia entre el Asesor y el Secretario, cosa que no ocurre por primera vez en el seno del gobierno de Estados Unidos, Richard Nixon lo resolvió otorgando plenos poderes a Henry Kissinger.

Se afirma que había diferentes visiones ante los problemas más candentes del Imperio –que no son pocos– y se acumulaban tales diferencias en cuanto a Corea, Irán, Afganistán, Venezuela y hasta las relaciones con Rusia y China, es posible que sepamos más detalles cuando Bolton escriba el libro que seguramente hará para contar a su manera las contingencias de esta etapa.

Ahora Trump lo acusa de hablar demasiado y de amenazar a diestra y siniestra sin reparar en daños y consecuencias, actuando como un demente irrefrenable. El presidente proclama, en un rapto de celos, que si se trata de ser duro, él es el más duro de todos y no admite competencia.

Lo más preocupante y peligroso del llamado caso Bolton es que ha puesto en evidencia una vez más cómo funciona y en manos de quién está el estado mayor del Imperio, cuyas acciones pueden poner en riesgo a la humanidad entera.

No dudo que muchos puedan sentirse aliviados por la expulsión de un mentiroso patológico como Bolton, pero no perdamos de vista que el sistema imperialista de Estados Unidos con sus ambiciones de dominio y saqueo permanece inalterable.

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