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El arma de la desestabilización

19 de abril de 2022

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Siendo un tema de gran actualidad y que se trata de manera detallada y pública en manuales y estudios del Departamento de Estado de Estados Unidos, del Pentágono y las instituciones armadas del país imperial. de sus servicios de inteligencia y otras instituciones, merece la pena referirse a este asunto que, con procedimientos y técnicas más antiguas y otras más actuales, desemboca hoy en las llamadas “guerras de cuarta generación” donde confluyen coordinadamente los más diversos elementos que, en etapas anteriores aparecían como dispersos o sin estrecha relación entre sí.

Puede añadirse que “el arma de la desestabilización” puesta en práctica por los sucesivos gobiernos imperialistas de Estados Unidos no se concreta solo contra adversarios sino también puede ser y es utilizada contra aliados, socios o comprometidos, cuando estos se muestran vacilantes o reacios en algún momento a cumplir los dictados del poder hegemónico.

Contra ellos se emplea también, si es necesario, la desestabilización o caos programado que busca la presión, el chantaje o el soborno sobre los diversos componentes de la sociedad y el Estado, utilizando parejamente los recursos económicos e ideológicos hasta lograr los objetivos propuestos, que pueden ir desde el conocido “cambio de régimen” a otros más modestos como la derogación de una ley, la sustitución de un funcionario importante y el voto o cambio de voto en un organismo internacional.

“El arma de la desestabilización” puede dispararse gradualmente o de una sola vez, según la urgencia del caso y los propósitos que ella persiga y también la resistencia y los obstáculos que pueda encontrar por la parte contraria. El curso previsto de la desestabilización no descarta la violencia y la guerra, más bien la presupone y alienta cuando los objetivos no parecen cumplirse, tanto con el adversario como con el circunstancial socio comprometido.

En los tiempos modernos, el desarrollo científico técnico -sobre todo en la esfera de las comunicaciones- ha añadido elementos novedosos a tan siniestra y traicionera arma del imperio, consustancial a sus orígenes y trayectoria, como son las redes sociales y los grupos mediáticos de prensa corporativa.

Para cumplir con éxito el plan de desestabilización que se trate, se hace necesaria la conjunción de variados factores, no solo la dictadura mediática, hay que incorporar a líderes políticos y gremiales, congresistas y empresarios, jueces y tribunales, ejército y policía; todos bajo una sola orientación u objetivo aunque por razones tácticas puedan aparecer como diferenciados; todos contribuyendo a la confusión, al desinformación y la contradicción generalizada hasta lograr el caos programado.

Si examinamos la situación actual del mundo, pudiéramos arribar a la conclusión de que la desestabilización de cada país incómodo y los medios para lograrla se han convertido en arma privilegiada del imperio yanqui, que le atribuye alta rentabilidad y relativamente bajo costo. Quien no esté preparado, listo y decidido contra ella pagará alto precio por ese error, tal como la historia reciente ha demostrado.

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