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El Almagro que es

10 de enero de 2020

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De Luis Almagro, el secretario general de la OEA, cualquier calificativo que lo identifique con lo peor para América Latina, sería poco. No por casualidad, Estados Unidos acaba de anunciar que lo apoya en su proyectada reelección en el cargo.

Si tiene el aval estadounidense es por algo, y ese «algo» es que sería muy difícil encontrar a otra persona tan baja moralmente y tan desacertada políticamente, para ocupar tal responsabilidad.

Su más reciente aparición pública fue la víspera, durante una visita a Chile. Posó en una foto con el muy sonriente presidente, Sebastián Piñera, a quien Almagro «felicitó» por el control del orden público y el «respeto a los derechos humanos» durante los más de tres meses de protestas populares en diversas ciudades chilenas.

Es como si se tratara de una referencia a otro país, a otro escenario, por cuanto, desde el propio Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile, un ente estatal pero autónomo que ha monitoreado las protestas sobre el terreno desde el primer día, denunciaron en su último balance del año al menos  27 muertos y 3583 personas heridas, por acciones de los carabineros que han arremetido con toda la fuerza contra los millones de personas que han salido a las calles a protestar y exigir la renuncia del mandatario.

Almagro no se detuvo un instante, antes de congratular a Piñera, en los 359 chilenos que han sido heridos en sus ojos, 24 de ellos con estallido o pérdida del globo ocular, a consecuencia del impacto de las municiones disparadas por la policía chilena.

Otra cifra que el secretario general de la OEA obvió: del total de heridos, 2 050 fueron por disparos de bala, balín, perdigones, bombas lacrimógenas, entre otros medios usados por el ente represivo.

Parece que el señor Almagro ya llegó a Chile con su vista afectada y sus oídos maltrechos, y no ha podido ni ver, oír o leer los informes de diversas instituciones de ese país que han monitoreado la situación, ni los testimonios de los heridos o de los familiares de los muertos.

La conducta totalmente anti ética del representante de la OEA ha sido tal que tampoco tuvo en cuenta, a la hora de congraciarse con el presidente chileno, que la Fiscalía Nacional tiene 2 670 investigaciones abiertas por violaciones a los derechos humanos, solamente entre el 18 de octubre y el 10 de noviembre, menos de la mitad del período del estallido social, como refleja un despacho noticioso de EFE.

Textualmente Luis Almagro afirmó ante la prensa chilena, tras su encuentro en el Palacio de la Moneda con Sebastián Piñera: «somos especialmente reconocidos del trabajo del presidente Piñera, que en el marco del Estado de derecho, de la preservación de la democracia, ha defendido con eficiencia el orden público, al mismo tiempo que tomaba especiales medidas para garantizar los derechos humanos».

En mi opinión sobrarían otros merecidos calificativos para «descalificar» a un Luis Almagro por su actuación en su bien pagado rol de bufón del Departamento de Estado norteamericano.

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