El aislamiento de Bolsonaro
13 de enero de 2022
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La ausencia de Brasil de la recién efectuada Cumbre de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina, confirma la situación de aislamiento y descrédito regional y aún mundial en que se encuentra el régimen de Jair Bolsonaro.
El brutal y fiel aliado de Donald Trump alejó conscientemente a su importante país del contexto regional –al margen de cualquier signo político– y se enyugó servilmente al mandatario yanqui al que ridículamente imitó en sus gestos histriónicos y la torpeza de su lenguaje, con la vana idea –que resultó a la larga errónea– de que Trump prolongaría al menos por dos períodos en la Casa Blanca.
Por el contrario. Su ídolo fue expulsado por el electorado estadounidense al cabo un solo cuatrienio, plagado de sobresaltos, amenazas, excentricidades e insultos que caracterizaron a la funesta era Trump, y culminaron en el salvaje asalto al Capitolio, cuyas causas y orígenes siguen investigándose por estos días y apuntan a Trump como autor intelectual, organizador e incitador, según han denunciado públicamente el actual presidente John Biden y el ex presidente James Carter.
Y mientras su ídolo aguarda si finalmente será llevado o no a un proceso judicial por el asalto causante de la mayor conmoción que recuerda el gran país del Norte desde los tiempos de la Guerra Civil del siglo XIX, Bolsonaro se dedica a hundir a Brasil en la pandemia de la COVID-19 con la montaña de cadáveres que causaron su irresponsabilidad, ignorancia e inconsecuencia, y la entrega del país al saqueo de los poderosos, multiplicando la injusticia social, el hambre y la miseria.
El pueblo brasileño, por su parte, lleva cuentas y enumera los meses que faltan por sacarse de encima al régimen ineficiente, incapaz y corrupto de Bolsonaro que –según sucesivas encuestas– también resultará expulsado por el electorado, harto de haber colocado al frente de una potencia de tales dimensiones y recursos como Brasil a alguien tan incompetente y falaz.
Brasil volverá sin dudas a ocupar el lugar que le corresponde en América y en el mundo, saldrá del aislamiento y el servilismo en que se ha visto sumido en los últimos tiempos y volverá a brillar con luz propia, como corresponde a un pueblo que ha dado tantos y tantos hombres ilustres en las más variadas ramas del saber, de la ciencia y el conocimiento.
Brasil volverá.
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