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EE.UU. avala crímenes en Colombia

30 de julio de 2021

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El gobierno de Colombia, un instrumento de represión de Estados Unidos, acaba nuevamente de pedir al gobierno de Joe Biden que declare a Venezuela país patrocinador del terrorismo, algo que pudiera parecer risible, si no fuera por las aviesas intenciones de Iván Duque de incrementar las incursiones mercenarias y realmente terroristas contra el Gobierno Bolivariano y el pueblo venezolano.

Duque, que alienta a que sus ex soldados se conviertan en mercenarios y participen en todo tipo de hechos criminales, como el reciente asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moise, se cree seguro porque conoce que Estados Unidos mantendrá bajo su protección a Colombia.

El bastión imperialista de Suramérica y del contiene en general se encuentra en Colombia, donde mantiene bases ocho militares y algunas más en la práctica, además de que el narcotráfico colombiano es muy importante para el lavado de dinero que favorece a la economía de EE.UU.; y el país norteamericano necesita tener “una potencia policial” que vigile a Venezuela.

Un gobierno como el de Duque, como los anteriores colombianos, hace prácticamente imposible que atienda los reclamos de las continuadas y numerosas manifestaciones, que cumpla algo del muy burlado Acuerdo de Paz firmado en La Habana, que cuestione la incapacidad de la burguesía colombiana.

Así, el politólogo Iñaki Gil de San Vicente destaca que “la actual Colombia sanguinaria es imprescindible para EE.UU. e Israel y, en el plano económico, el caos es imprescindible para el narco capitalismo”.

A su vez, el analista Juan Alberto Sánchez Marín subraya que el gobierno de Colombia apoya los actos criminales a nivel nacional e internacional de Estados Unidos, por lo cual el mandatario Joe Biden lo considera un firme aliado.

“No debe ser que un gobierno de un país apoye […] actos criminales internacionales […] Colombia se encuentra bajo un gobierno cada vez más absoluto de un sistema de carácter criminal”, reiteró.

 

NADA NUEVO

No es nada nuevo decir que el mandatario sigue la política de su mentor ideológico, el ex presidente Álvaro Uribe.

Colombia siempre ha sido escenario de conflictos y represiones, sobresaliendo la campaña de violencia contra una organización política de izquierda en los años 80, en la que fueron asesinados más de 5 000 de sus integrantes.

Uribe, con el Plan Colombia, insertado con la ayuda de EE.UU. y sus ocho bases militares, implementó una represión contra campesinos, que mató a centenares de ellos, culpándoles de guerrilleros, una mentira, que se vio después con los falsos positivos.

También, tras el proceso de paz del 2016 en adelante, se han asesinado a unos 1 500 activistas y cerca de 500 ex guerrilleros que habían depuesto las armas, al incorporarse al proceso institucional.

De igual manera, Duque ha reforzado sus vínculos tanto con Estados Unidos como con Israel, mientras la comunidad internacional –muy parecido al caso palestino- está dejando solo al pueblo colombiano.

Desde el 28 de abril, Colombia es escenario de multitudinarias protestas, convocadas por diversas organizaciones sociales y políticas, en contra del proyecto de reforma tributaria del Gobierno y una serie de denuncias, como el asesinato de líderes sociales y las desapariciones en masa.

A su vez, Duque, al mismo tiempo que retiró momentáneamente tales reformas, sacó a los militares y tanques a las calles de las principales ciudades para reprimir las marchas populares.

Y al igual que ha pasado con la represión sionista al pueblo palestino, el gobierno de Joe Biden apoyó las medidas de Duque,

De acuerdo con la agencia EFE, la portavoz adjunta del Departamento de Estado norteamericano, Jalina Porter, expresó durante una rueda de prensa telefónica que “en todos los países del mundo los ciudadanos tienen el derecho a protestar de manera pacífica”, sin embargo, pronunció su desacuerdo con el “vandalismo”.

En esta línea, Washington mostró una “profunda tristeza” por los fallecidos en medio de las masivas protestas contra las políticas de Duque que llevaron a un paro nacional en la nación neogranadina.

En tanto que el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el demócrata Gregory Meeks, llamó a Duque “a rebajar la violencia y dejar claro que el uso excesivo de la fuerza es inexcusable”.

Algo débil en un quehacer de la política norteamericana de seguir avalando los crímenes del actual gobierno colombiano.

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