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Ecuador: venganza política en medio del desastre

16 de abril de 2020

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Amparándose de manera siniestra en la pandemia del COVID-19, donde Ecuador ha sido uno de los países más afectados y donde han tenido lugar episodios espeluznantes de cadáveres regados por las calles, el régimen de Moreno vuelve a ejercer la venganza política contra el ex presidente Rafael Correa, el ex vicepresidente Jorge Glas –actualmente en prisión– y un grupo de los que fueron sus colaboradores durante los mandatos presidenciales de la Revolución Ciudadana.

No olvidar que el mandatario actual y buena parte de la pandilla que le acompaña hoy fueron también colaboradores de Correa durante su doble gestión presidencial y ahora deben dar ante los nuevos amos reiteradas muestras de obsecuencia y traición, que les haga merecedores de confianza por parte de la oligarquía local y el imperialismo, al cual sirven con una mezcla de novedoso entusiasmo y torpeza evidente.

Mediante amañado proceso y sin prueba alguna, esta vez Correa y los suyos han sido condenados a varios años de cárcel y –lo que es más importante para los victimarios– inhabilitados por 25 años para tener participación política o desempeñar cargos públicos.

Atemorizados ante la posibilidad de que Correa regrese al país y aún sin ser4 candidato vaya a participar en la próxima campaña electoral para los comicios de 2021, era necesario consumar ese paso vengativo con el cual suponen asegurar la permanencia de la situación actual de sumisión y servilismo.

No esperaba el régimen de Moreno, sin embargo, que la pandemia de la COVID-19 se atravesara en su camino y lo hiciera de la manera trágica en que ha resultado para Ecuador, cuyo pueblo trabajador y humilde languidece abandonado tras la destrucción de los logros sociales y económicos de la Revolución Ciudadana.

La destrucción del sistema de salud pública como consecuencia de la aplicación de las recetas neoliberales y de los compromisos con el Fondo Monetario Internacional se ha saldado con los miles de muertos originados por la pandemia, colocando a Ecuador – lamentablemente– junto a los Estados Unidos de Trump y el Brasil de Bolsonaro a la cabeza de los estados fallidos en la lucha contra el coronavirus.

Poco queda por decir acerca de la “extraña” coincidencia entre la venganza política contra Correa y la emer4encia mortal de la pandemia, que ha convertido a la nación en un verdadero desastre. Está lejos de ser una casualidad, como lejos está que el pueblo ecuatoriano –de una forma u otra– no lo tenga en cuenta.

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