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Ecuador entre domingo y lunes

14 de octubre de 2019

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Noche de domingo y mañana de lunes en Ecuador. Redes mediáticas saturadas con mensajes que recogen promesas y hasta usan falsas fórmulas jurídicas para calmar ánimos. ¿Quién cedió? Es la pregunta más socorrida. Soy de la opinión de que si hubo alguna victoria fue totalmente pírrica. Se puede hablar de engaños. De una parada necesaria para cambiar una que otra palabra, flexibilizar ante algún reclamo y —muy importante— usar la desmovilización popular como concepto de triunfo.

Siete muertos, varios desaparecidos, más de 1000 heridos y otros 1300 detenidos, parece demasiado, para comunidades indígenas, jóvenes, mujeres y otros sectores de la sociedad que fueron los más afectados por 10 días de protestas contra el «paquetazo», esa acción neoliberal asumida por el presidente Lenín Moreno, que afecta —y de qué manera— a las poblaciones más desposeídas del país andino.

Las movilizaciones y los reclamos se mantuvieron hasta la misma noche del domingo cuando se produjo el diálogo —mejor dicho discursos de uno y otro lado— en un hecho más mediático que convincente.

La decisión del presidente Moreno fue de «suspender», que no es igual que «derogar» el Decreto 883, sobre la cancelación del subsidio a los combustibles y su automática subida de precio a más de un 123%.

No pocos medios internacionales, como por ejemplo la BBC Mundo, reportaron que «el gobierno de Ecuador accedió este domingo a derogar el decreto que eliminaba el subsidio a los combustibles y por el cual se había generado una gran ola de protestas en el país».

Falso, para nada se habló de derogar e, incluso, lo aprobado, además de usar la palabra «suspender» hace énfasis en que luego se elaborarán los aspectos que se añadirán o cambiarán dentro del propio Decreto 883.

El objetivo de Moreno, sin dudas, era calmar los ánimos, desmovilizar al pueblo, emprender la «aplicación de la justicia» contra todos los que sean considerados «correistas», es decir del Partido de la Revolución Ciudadana, y aparecer ante la comunidad internacional como el presidente capaz de dialogar y encontrar la paz.

En la propia mesa de diálogo se observó a un mediador de Naciones Unidas que inclinaba la balanza, no a las demandas indígenas y populares, sino a la proyección del gobierno para salir de la crisis.

En la decisión gubernamental anunciada, se hizo hincapié en que se tomarían medidas judiciales contra los que encabezaron estas movilizaciones a quienes Moreno, entre otros improperios llamó narcos, delincuentes, y, repitió aquello de que eran abonados desde el exterior.

Ya por la madrugada comenzaba lo que se ha llamado una verdadera «cacería de brujas» contra representantes del partido Revolución Ciudadana, de Rafael Correa. La prefecta de Pichincha, Paola Pabón, fue detenida, sacada de su casa sin orden judicial, luego de derribar la puerta

Por su parte, Gabriela Rivadeneira, asambleísta por el partido de la Revolución Ciudadana pidió protección de la Embajada de México en Quito ante las amenazas contra su integridad física.

El presidente Lenín Moreno dejó clara su decisión: «con la gente de Rafael Correa, nunca dialogaré». Es por eso que en la Cadena Nacional el mandatario dijo: «Todo está claro, y lo está claro ventajosamente también para los hermanos indígenas: son los traficantes, los narcos traficantes, son los correistas lo que están dedicados a estos actos vandálicos».

Así transcurrió el domingo y este lunes todavía guarda la incertidumbre, de cómo transcurrirán los próximos días.

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