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Ecuador: Despertar del Pichincha

18 de noviembre de 2025

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Aunque tuvo sus últimas erupciones en 2001, el volcán Pichincha, un recuerdo inseparable para quien visita Ecuador, ha tenido su “despertar”, este domingo 16 de noviembre, cuando el pueblo de la nación andina dijo “NO” a quienes pretendían abrir las puertas para instalar bases militares estadounidenses en el país.
Han sido meses y años de visitas, encuentros, reuniones, y todo tipo de influencia del gobierno de Estados Unidos y las autoridades gubernamentales ecuatorianas.
Algo se cocinaba, y sin lugar a dudas, era la pretensión del presidente Daniel Novoa para realizar un referéndum que “aprobaría” la transformación de la Constitución de 2008 y se permitiera la instalación de bases militares extranjeras en el país.
Sin embargo, tanto estas aspiraciones como las de la eliminación de la financiación pública de los partidos políticos, la reducción del número de legisladores electos a menos de la mitad de los actuales y la de convocar una Asamblea Constituyente con la finalidad de redactar una nueva Carta Magna, fueron desaprobadas por el pueblo.
Según el medio digital RT, la reforma planteada por Noboa pretendía abrir la puerta a operaciones conjuntas, el uso de puertos y aeropuertos e incluso la posibilidad de un despliegue semipermanente de unidades estadounidenses, lo que implicaba un retroceso con respecto a 2008, cuando se aprobó un artículo en la Constitución que prohibía expresamente las bases militares extranjeras.
Hay que decir que el crecimiento de la inestabilidad pública y la violencia en esa nación andina, es observada por parte del gobierno de Estados Unidos con un marcado interés injerencista.
Por su parte, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristi Noem, y máximos representantes de las empresas de seguridad privada, Blackwater preparaban formas para reinsertarse con fuerza en Sudamérica.
El propio presidente Donald Trump, concebía en sus planes, convertir a Ecuador en una suerte de laboratorio hemisférico de cooperación de seguridad avanzada, justo cuando arrecia su política de agresión contra varios gobiernos de la región, según RT.
El claro interés de que se cambiara la Constitución en el reciente referendo, tiene entre sus antecedentes la confesión del presidente Novoa, en cuanto a que había establecido una alianza estratégica con Erik Prince, fundador de una organización de mercenarios, para luchar contra el narco y proteger las aguas nacionales de la pesca ilegal.
Un mes después, a principios de abril, el dueño de Blackwater estuvo nuevamente de visita en el país y, en un show ampliamente difundido, acompañó a ministros en un operativo contra las bandas criminales en Guayaquil. Según las autoridades, el empresario buscaba recopilar información para evaluar y fortalecer las instalaciones portuarias, así como el resguardo del comercio.
En otras palabras, el objetivo de la empresa del militar estadounidense en retiro era ampliar sus controles en sitios clave, como los puertos y las infraestructuras críticas, para ejercer labores de inteligencia y vigilancia costera como agentes externos.
Sin lugar a dudas, el rechazo a las cuatro propuestas del presidente Novoa, llevadas a referendo este domingo, constituyen también una reacción adversa a la política del gobierno de Estados Unidos.
Ha sido, y ojalá sea para siempre, un despertar del Pichincha, el conglomerado de volcanes que parecen vigilar la capital ecuatoriana y al país andino todo, ante las posibles embestidas de gobernantes internos o de poderes hegemónicos externos.

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