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Ecuador: de que hubo fraude, lo hubo

24 de abril de 2025

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El Consejo Nacional Electoral de Ecuador informó que de ninguna manera hará recuento electoral y dio como válido el resultado de la segunda vuelta de las más recientes elecciones presidenciales con la reelección de Daniel Noboa, en lo que ha sido considerado el caso más fraudulento comicial en la historia del país suramericano.

Se calcula que más de un millón de votos fueron usurpados o no contados a la candidata opositora de la correísta Revolución Ciudadana, Luisa González, quien logró un empate técnico en la primera vuelta, para asegurar que Noboa seguirá siendo presidente hasta el 2029, con posibilidades de mantenerse hasta el 2033.

El resultado fue tan escandaloso que observadores internacionales de la desprestigiada Organización de Estados Americanos y la poco fiable Unión Europea que avalaron, como se esperaba, el resultado, tuvieron que admitir incongruencias del candidato oficial.

Como apuntaba un lector, si los comicios hubieran ocurrido en Venezuela, el triunfo del Gobierno Bolivariano hubiera sido rechazado por organismos al servicio del imperialismo, con sanciones, amenazas, gobiernos y presidentes interinos que lucran y ayudan a robar las riquezas del país en el exterior y alientan acciones criminales para desestabilizar a la nación.

Algunos consideran ingenuamente (sería sorprendente que fuera lógico) que la OEA hiciera como la UE, cuando no le gusta un candidato presidencial, al pedir que se repitan las elecciones y con conteos de votos manuales, porque no puede ser que una candidata que tenía el pleno respaldo de las organizaciones sociales e indígenas, haya perdido las elecciones y mucho menos por tan amplio margen, cuando al millonario presidente muy pocos lo querían gobernando en Ecuador.

“Conociendo el paño”, como vulgarmente se dice, casi era lógico el fraude, porque ni Noboa ni quiénes lo patrocinan iban a permitir que se lesionaran sus espurios intereses.

 

IRREGULARIDADES

La aspirante a la jefatura del Estado, representante del correísmo, venía denunciando irregularidades desde hacía días y en ocasiones, meses: entre ellas, el hecho de que el presidente-candidato hizo campaña mientras ejercía el cargo, sin pedir licencia (algo prohibido por las leyes ecuatorianas); o la imposición del estado de sitio en casi un tercio de las provincias del país (que en conjunto concentran alrededor del 60% de la población ecuatoriana), decretado justo un día antes de los comicios y con validez de dos meses, lo que implica que las protestas o manifestaciones quedaban suspendidas.

Pero eso no es todo: en esta segunda y definitiva vuelta electoral presidencial, el CNE prohibió el uso de celulares en los centros electorales, lo que impedía el registro gráfico de posibles irregularidades. La medida no se había tomado en primera ronda ni en otros comicios anteriores.

Además, se denunció el cambio de ubicación de centros electorales a última hora y la aparición de actas sin firma, así como la suspensión del voto para los más de 100 000 ecuatorianos residentes en Venezuela y las dificultades de observadores internacionales o prensa extranjera para ingresar a la nación andina y cubrir los comicios.

También militares con los rostros cubiertos subidos a la tarima de las autoridades electorales tampoco contribuyó a ofrecer una imagen de normalidad y transparencia.

Para Mirko Casale, en un comentario por Rossia Today, lo que más levanta suspicacias está en un comportamiento electoral muy inusual:

“La primera vuelta de los comicios, allá por inicios de febrero, dejó un empate técnico entre Noboa y González, ambos con alrededor del 44% de votos. Al mes siguiente, de cara a la segunda vuelta entre los dos finalistas, el tercer candidato presidencial más votado, Leónidas Iza, ofreció su apoyo a la candidata opositora de cara al balotaje final.

En aquella ronda inicial, el candidato del movimiento indigenista Pachakutik había obtenido el 5% de sufragios, por lo que, en teoría, esto llevaría a la aspirante de Revolución Ciudadana a un piso duro electoral de, sumando el de ambos, 49% para la ronda final. Un empujoncito más y estaría sobre el 50% de votos en segunda vuelta. Pero no solo no ocurrió esto, sino que, más bien ocurrió justo lo contrario.

Mientras que en el balotaje Luisa González prácticamente quedó ‘clavada’ en los mismos votos que había obtenido en primera ronda, Daniel Noboa sumó casi millón y medio de sufragios más respecto a la anterior cita electoral. ¿Pero cómo, si habían sumado fuerzas el segundo y tercero y el resto de partidos eran muy minoritarios? ¿Dónde quedó ese ‘piso duro’ del 49%?”.

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