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Duro golpe a la democracia en Brasil

31 de marzo de 2016

Por: Arsenio Rodríguez

 

Un día antes de terminar marzo el gobierno que preside Dilma Russeff recibió un duro golpe y no fue precisamente de sus enemigos políticos declarados, que componen una oposición de derecha agresiva, sino de un partido que, desde hacia 13 años, formaba parte de la coalición de Gobierno con el Partido de los Trabajadores (PT), lo que agrava la situación política que se vive en el gigante sudamericano.
En reunión relámpago el 30 de marzo, el Directorio Nacional del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) aprobó por aclamación abandonar la coalición gubernamental y conminó a los miembros de la organización que ocupan cargos en el Ejecutivo federal a dejarlos antes del 12 de abril, so pena de ser castigados, los que de inmediato renunciaron a sus responsabilidades.
Con la ruptura, el PMDB se declaró independiente, incluso respecto a un posible juicio político contra la Presidenta, destacó el periódico digital Brasil 247, que califica la acción como un duro golpe político para la mandataria.
Por su parte, el senador del PT, Lindbergh Farias, consideró la posición asumida por el PMDB “como una conspiración explícita para golpear la democracia, claramente manifiesta” y mucho más grave por el momento que vive el país, afectado por una grave crisis económica y con un gobierno asediado por la derecha y sus poderosos medios de comunicación masiva.
Tal gravedad está dada, sobre todo, porque el PMDB es el segundo partido más representado en la Càmara de Diputados, con 66 miembros, contando además con 19 senadores y gobierna en siete estados y 1 022 municipalidades, además de ocupar seis ministerios, que de inmediato la Presidenta puso a disposición de nuevos aliados, con la intención de evitar el tan ansiado juicio político en su contra y poder llegar en el cargo hasta las elecciones de 2018.
Todo ello en un delicado momento, donde además de incrementarse la ofensiva en contra del gobierno y el PT, el ex
presidente Luiz Inácio Lula da Silva aún espera por el veredicto del Tribunal Supremo Federal para poder asumir la jefatura de un importante cargo gubernamental en la Casa Civil.
Por su parte, el ex candidato presidencial y senador opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), valoró el quiebre de la coalición impulsado por el PMDB como una acción que “cierra el cajón” de la gestión del Partido de los Trabajadores (PT) al frente del Ejecutivo.
El gobierno de Dilma se terminó, sostuvo Neves, quien -de acuerdo con la propia publicación- alegó que su administración no tiene condiciones mínimas para alcanzar lo que todos queremos, que es recuperar el crecimiento, generar empleos y mejorar los indicadores sociales.
Según medios de prensa aquí, la coalición que lidera el PT pudiera sufrir algunas otras bajas, la primera de estas del Partido Progresista (PP), que cuenta con 49 diputados federales en ejercicio y seis senadores, ocupa la cartera de Integración Nacional y cinco de sus legisladores integran la Comisión Especial que lleva adelante el proceso de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, precisó el portal de noticias UOL.
Observadores se preguntan si el actual Ejecutivo será capaz de lograr las alianzas necesarias en breve tiempo y, sobre todo, si pueden alcanzar el mínimo de 172 curiles necesarios para frenar los planes desestabilizadores de la derecha.
El cerco al Gobierno y a la democracia en Brasil se cierra cada día como si intentaran alcanzar sus objetivos antes de los Juegos Olímpicos programados para este verano.

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