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Donde el petróleo y el hambre se igualan

8 de noviembre de 2013

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Cerca, muy cerca del desierto del Sahara, donde acaban de morir de sed más de un centenar de personas que trataban de atravesarlo en Nigeria, acaba de ser descubierto otro rico yacimiento petrolífero, algo muy común en la nación más poblada de África, uno de los diez mayores exportadores del hidrocarburo a nivel mundial y el principal del continente.
Desde el descubrimiento de petróleo en las costas de Nigeria en la década de los ‘70, este se ha convertido en una importante fuente de riqueza. Representa el 90% de las exportaciones y más del 80% de los ingresos, pero ello no ha sido acompañado por la prosperidad económica ni la seguridad alimentaria para la mayoría de la población del país.
Continuados derrames petroleros en la cuenca del río Níger, accidentales o no, y descuidos en el cuidado de los gasoductos son tan seguidos que extraña el mes que no haya ocurrido algunas de estas catástrofes.
Ello va acompañado con la escasez de alimentos, principalmente en el norte, debido a la severa escasez de agua, la caída de los precios del ganado y el aumento del costo de los cereales.
Al respecto, el especialista nigeriano Joachim Ibeziako Ezeji fue categórico al referirse a los afectados por esta situación: “Nigeria, una ex nación agraria, abandonó la agricultura en la década de los ’80, cuando el gobierno reorientó la economía a la exploración de petróleo… Lamentablemente, la mayor parte de estos ingresos es robada por los políticos y sus secuaces. La consecuencia es que hoy, de acuerdo con el Ministerio de Agricultura, 91 millones de nigerianos que representan el 65% de la población del país, padece de inseguridad alimentaria”.
Como se recordará, Nigeria tenía una sólida base agrícola antes de la bonanza petrolera, pero después sus grandes granjas y plantaciones fueron abandonadas. El periodista David Hecht, quien escribió una serie sobre la crisis del hambre en Nigeria, apoyado por el Centro Pulitzer sobre Información de la Crisis, dice que alrededor del 90% de la actual producción agrícola de Nigeria procede de pequeñas granjas ineficientes.
La mayoría de los agricultores tienen poco o ningún acceso a la tecnología moderna, como los fertilizantes y el riego. Como resultado, se convirtió en uno de los mayores importadores de alimentos básicos del mundo, especialmente arroz y trigo. Incluso con estas importaciones, más de un cuarto de los nigerianos menores de cinco años sufren de desnutrición.
La industria petrolera del país, que se localiza principalmente en el Delta del Níger, también se ha convertido en una fuente de conflictos, corrupción y abusos contra los derechos humanos.
Las explosiones accidentales y premeditadas de gasoductos han hecho decir que más petróleo se vierte en el Delta del Níger cada año de lo que se perdió en el aún cercano accidente del Golfo de México. Estos derrames causan contaminación que afecta gravemente a las comunidades aledañas.
La empresa holandesa Shell fue acusada por la comunidad de Bodo de falta de acción en uno de esos hechos. La página web de la publicación Níger Delta Unrest escribió sobre sus quejas:
“Ellos detallaron cómo había hambre y sed esparcidas en la comunidad: todos los peces habían muerto, el agua contaminada, el acceso a los arroyos bloqueado y el sub-suelo y los cultivos envenenados. Una mujer presentó una cesta con apenas algo de yuca destinada a alimentar a su familia durante una semana. Era sólo lo suficiente para una persona. Otra mujer se adelantó y dijo que su hijo de ocho años de edad había muerto de hambre… un líder del Consejo de la Juventud, el mismo que había estado haciendo de intérprete, habló de sus frustraciones y cómo sentía que el control se le escapaba de las manos. Dijo que era imposible conseguir calmar a los jóvenes en el pueblo y que estaba seguro de que algunos de ellos caerían en la acción armada. “Un hombre hambriento es un hombre iracundo”, dijo.
Randal Maurice Jelks, blogueando en The Black Bottom Blog, en Estados Unidos, dice que la gente en Nigeria y la costa del Golfo de Louisiana tienen más en común de lo que muchos piensan:
“Durante años, el estado de Louisiana ha permitido a las compañías petroleras tener vagas regulaciones -un guiño y un asentimiento en lugar de leyes puestas en vigor. Como resultado, muchos afroamericanos -como el pueblo ogoni de Nigeria- que viven en la región del Golfo, han sido los más afectados por el llamado Callejón del Cáncer. Los contaminantes de la producción química y petrolera han envenenado las tierras y los cuerpos por años; como el pueblo ogoni, estas pobres personas fueron ignoradas.
Es decir, el gobierno estadual de Louisiana, como el nigeriano, dejó a las compañías petroleras hacer lo que les viniera en ganas.
Pero hay una gran solución en todo esto, y las autoridades del hermano pueblo nigeriano la tienen en sus manos, si pudieran mantener la unidad nacional y emprender una eficaz lucha contra la corrupción propiciada por las empresas explotadoras extranjeras. Ello facilitaría la recuperación de la agricultura y resolvería el suministro inadecuado y altos costos de los alimentos, así como reduciría el desempleo y aumentarían los rubros exportables. Entonces la producción de petróleo y el hambre dejarían de igualarse y Nigeria, pese al maligno quehacer de los monopolios, sería un modelo para otras naciones en condiciones similares.

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