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Diplomacia paralizada en el oriente medio

12 de marzo de 2021

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La negativa por parte de la nueva Administración de Estados Unidos a regresar de manera incondicional al acuerdo nuclear con la República Islámica de Irán –abandonado por la saliente Administración Trump desde su llegada a la Casa Blanca, parece haber paralizado todos los demás movimientos diplomáticos que pudiera haber acompañado o sucedido a una novedad tal y provocado con su influencia y consecuencias otros pasos favorables al logro de la paz o al menos la estabilización en zonas del Medio Oriente.

La reactivación del acuerdo nuclear 5 + 1 con Irán, tendría indudablemente repercusiones en otros conflictos de la región como los de Siria, Irak y Yemen y haría sentir sus efectos en otras situaciones de conflicto o al borde de ellos como en Líbano.

Otros casos como los de Libia y la propia Turquía no podrían permanecer ajenos a los futuros desarrollos que ante un regreso a la vigencia del acuerdo nuclear con Irán pudieran ocurrir. Hasta las monarquías del Golfo Pérsico pudieran recibir sus efectos benéficos.

Sin embargo, todo indica que los intereses estratégicos y económicos de Estados Unidos –tras los cuales se han alineado la Unión Europea y su ex miembro británico, impiden por el momento que el recién llegado gobierno estadounidense, que dice repudiar todas las medidas del trumpismo, decida retornar al acuerdo nuclear y aceptar las mismas condiciones bajo las cuales se suscribió en 2015, aceptadas entonces por todos los firmantes.

Los compromisos infranqueables establecidos por los distintos gobiernos de Estados Unidos con el estado sionista de Israel –llevados al extremo por Trump– ejercen seguramente enorme influencia en cuanto a impedir el regreso de Washington a ese acuerdo y de ese modo dificultan robustecer las posiciones iraníes, un bastión anti sionista y de apoyo al movimiento palestino.

China y Rusia, los otros dos firmantes del acuerdo, han reiterado que siguen apoyándolo en su versión original y no hay ninguna razón válida para intentar imponerle a Irán nuevas condiciones absurdas e irracionales, que no tienen nada que ver con los propósitos para los cuales fue suscrito.

El imperio yanqui y las viejas metrópolis europeas deben saber que los tiempos de la imposición, el injerencismo y los tratados desiguales obtenidos a la fuerza, pasaron ya definitivamente.

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