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Día crucial para Uruguay

21 de octubre de 2014

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Aunque no tan excesivamente virulenta con el fin de evitar la reelección de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, la propaganda desinformativa en Uruguay toma ya carácter de histeria para que el candidato del Frente Amplio no gane en la primera vuelta de las elecciones de la primera magistratura en este 26 de octubre.
El favoritismo del ex presidente Tabaré Vázquez (40% en las encuestas) y su fórmula vicepresidencial –el hijo del guerrillero Raúl Sendic- sobre sus rivales de los tradicionales Partido Nacional (30%), Colorado (13%), Independiente (3%) y Unidad Popular (1%) es avalado por su anterior magistratura (2005-2010) y respaldado por la del actual presidente, José “Pepe” Mujica, cuya gestión tiene el apoyo del 52% de los uruguayos.
El hincapié de la propaganda contraria se hace sobre problemas en el panorama educativo, en el que hay un alto por ciento de repetición escolar; y en la seguridad doméstica, por el creciente número de robos domiciliarios, algo cierto en un país considerado internacionalmente como seguro, aunque ignorando en el primer caso la actual bonanza económica y la dedicación de Mujica a fin de mejorar la situación de los educandos, dentro de un contexto de otras bondades que trajo a las familias uruguayas, como en el sector de la salud y las operaciones gratuitas de la vista.
Y es que la oposición sigue de una forma más sofisticada el estilo del ex secretario norteamericano de Estado Henry Kissinger y algunos elementos que inyectó en la sangrienta Operación Cóndor, que tanto dolor produjo en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y en el propio Uruguay.
Kissinger siguió métodos parecidos a los utilizados hace 25 siglos por el general chino Sun Tzu, el primero de los estudiosos conocidos sobre el arte de la guerra, quien escribió que “el ataque no consiste (…) en el asalto a ciudades amuralladas o en disponer ordenadamente el avance de las tropas; debe incluir el arte de acometer contra el equilibrio mental del enemigo”. Según él, la excelencia máxima en la guerra, consiste en “quebrar la resistencia del enemigo sin luchar”.
Para ello, Sun Tzu se valió de los rumores falsos y la manipulación de la información, lo que combinaba con la corrupción de funcionarios para crear discordia interna entre sus adversarios. A ello agregó Kissinger la utilización de agentes especializados en crueles torturas, causantes de mutilación y muerte.
Cierto que no todos halan parejos, que es muy difícil sacar peras del olmo, que la miseria reinante en muchas partes es caldo de cultivo para lo peor – asesinatos, desapariciones, narcotráfico, mercenarismo-, pero el objetivo uruguayo se inscribe en la intensificación de la ofensiva imperialista contra gobiernos progresistas que están llevando a cabo una tarea muy distante de aquellos tiempos en los que Estados Unidos consideraba a América Latina su “patio trasero”.
Uruguay, como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua y Argentina son variadas muestras de lo que suscribimos. América Latina siempre ocupó un lugar especial en la estructura del imperialismo norteamericano. Fue el primer territorio de expansión yanki y estuvo considerado por el establishment del Norte como una posesión innegociable.
Ahora al Frente Amplio le corresponde convencer a su electorado y a indecisos que voten por él, que no consideren su causa ganada, con el fin de seguir y profundizar la línea izquierdista de Mujica y evitar el retroceso que conllevará indudablemente la ascensión de los partidos tradicionales de derecha.

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