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¿Derechos? ¡Desechos!

8 de abril de 2019

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La nación que vende su imagen como un colosal paraíso para el resto de los países del mundo, con un alto nivel militar y económico, se halla realmente muy atrás en lo social, con cláusulas democráticas y constitucionales incumplidas o malinterpretadasy una enfermiza actitud de sus principales gobernantes que la han convertido en la mayor violadora de los derechos humanos,algo que ocurre no sólo en un evento aislado.
Si ese icono del rock and roll Elvis Presley, fallecido prematuramente a los 42 años, inquirió en la bella interpretación “En algún lugar está el Paraíso”, eso no está en Estados Unidos, y entre tantos motivos quizás habría que escoger el más sintomático: el del récord de muertes ocurridas por armas de fuego el pasado año, con cerca de 40 000, y la creencia de que en el 2019 será peor.
No sería noticia relatar solo algunos de los tiroteos y varias masacres a lo largo y ancho del país, pero sí llamar la atención de la culpa del actual y anteriores gobiernos que han permitido que la violencia con armas de fuego se convierta en una crisis de derechos humanos, además de en un gran negocio para inescrupulosos seres que utilizan al patriotismo como bandera.
Todos los aspectos de la vida en Estados Unidos se han visto comprometidos de alguna manera por el acceso sin restricciones a las armas, sin que se haya intentado establecer una regulación de ámbito nacional significativa.
Mientras que la mayoría de los países tienen sistemas de concesión de licencias y regulación de las armas de fuego, Estados Unidos carece de medidas tales como un registro nacional, y 30 estados permiten tener pistolas sin necesidad de licencia ni de permiso.
“El gobierno de Estados Unidos está dando prioridad a la posesión de armas de fuego sobre los derechos humanos básicos. Aunque se han propuesto muchas soluciones, hay una enorme falta de voluntad política para salvar vidas”, ha señalado Margaret Huang, directora ejecutiva de Amnistía Internacional, entidad a veces utilizada contra los gobiernos progresistas y ligada a los intereses oficiales norteamericanos.
“A pesar del gran número de armas de fuego que hay en circulación y de la enorme cantidad de personas que mueren por disparos todos los años, hay una falta impresionante de regulaciones federales que podrían salvar miles de vidas”, subrayó.
Estados Unidos es un país que desde los atentados contra las Torres Gemelas neoyorquinas y el Pentágono el 11 de septiembre del 2001 –aún sin aclarar fehacientemente- ha sido víctima de una paranoia generalizada y obsesiva con la seguridad, alimentada por las autoridades gubernamentales
Ello ha servido para intentar justificar guerras de agresión contra otros países, siempre más pequeños y débiles militarmente, que han durado años y años y causado millones de víctimas civiles y destrucción generalizada, desde industrias hasta obras patrimoniales, pasando por el envenenamiento de tierras cultivables, sin contar el robo de riquezas y el aupamiento de un terrorismo que ha utilizado a suconveniencia.

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