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Delincuencia coordinada

11 de febrero de 2018

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Los ataques contra dirigentes y miembros de la ex guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, convertida hoy en el legal partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, con igual sigla, FARC, y la ofensiva contrarrevolucionaria emprendida conjuntamente por la gusanera de origen cubano y el ultraderechista Centro Democrático, del ex presidente Uribe, se unieron a los preparativos para tratar de birlar los resultados de las elecciones presidenciales de mayo.

La preocupación de la derecha tiene su origen en que las encuestas, creíbles o no, ofrecen margen de ventaja a candidatos de la izquierda que fueron alcaldes con éxito en Bogotá –Gustavo Petro– y Medellín –Sergio Fajardo–.

Rodrigo Londoño, de la FARC, y Piedad Córdoba, de Poder Ciudadano, marchan mucho más atrás, pero serían de ayuda si los factores progresistas realizan el acierto de unirse en una probable segunda vuelta.

Londoño ha sido duramente atacado por grupos que responden a la ultraderecha en varias ciudades, lo cual  obligó a la FARC a suspender temporalmente la campaña, hasta que el Estado le ofrezca garantías, como está estipulado en el muy incumplido oficialmente acuerdo de paz del 2016.

La política de la FARC, basada en el antiimperialismo y contra los patriarcas del latifundio y la droga, no agradan a los acaudalados magnates colombianos.

A su vez, Piedad Córdoba desafió amenazas de muerte y presentó una candidatura avalada por más de un millón 200 000 firmas, con proposiciones de índole económica para beneficiar al ciudadano común.

Además de aliviar los impuestos a las personas de menos ingresos, Piedad pretende rebajar ostensiblemente los cobros bancarios, que afectan la calidad de vida, ya castigada por los bajos salarios.

Igualmente, explica, el hecho de que los bancos se apropien de esos dineros afecta el consumo y ralentiza la economía. Para Córdoba, por ejemplo, el objetivo de reactivar la economía no se puede lograr a través de la creación de impuestos a las clases más populares.

“No pretendo dejar sin utilidades a los bancos, sino evitar ganancias improductivas y ociosas a costa del bolsillo de los colombianos. Quiero reactivar la economía nacional, y lo primero es activar la economía de los trabajadores y sus familias”, aclara.

Mientras crece la preocupación del establishment por el avance y proposiciones de estos candidatos, la reacción representada por el ex presidente Álvaro Uribe se reunió con sus “socios” de la gusanera de origen cubano en Miami, a quienes agradeció el que nunca lo hayan dejado solo, cuando era visto con desconfianza por la anterior administración de Obama.

La reunión sirvió para que “líderes” de la contrarrevolución cubana coordinaran con Uribe planes para evitar la victoria progresista no solo en Colombia, sino también en México, por el riesgo de que fuerzas populares puedan llegar al poder. Es “clave enviarles un mensaje a los pueblos en Colombia y México que la esperanza democrática para toda Latinoamérica está en sus manos”, insistieron demagógicamente, mientras desbarraban también contra los gobiernos revolucionarios de Cuba y Venezuela.

Iván Duque, candidato del uribismo y quinto en las encuestas, se comprometió a hacer todo lo posible para que “el comunismo y el terrorismo” no lleguen al poder.

Duque fue muy bien respaldado por una misiva enviada desde Madrid por el conocido agente de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, Carlos Alberto Montaner, quien expresó su seguridad de que el candidato de Uribe llegará a la Presidencia y eliminará lo que califico de errores de la actual administración colombiana.

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