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Del Buen Socio

11 de mayo de 2016

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Así pudiéramos llamar la política que practica Estados Unidos con Europa, décadas después de que estableciera con América Latina la denominada del Buen Vecino.
Aunque en forma diferenciada, ambos criterios contemplan el control monopólico estadounidense de las riquezas ajenas, lo cual directa e indirectamente lleva también al político y social.
Fíjense si es así que la misma Comisión Europea acaba de reiterar que es probable que el Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) perjudicaría los empleos en Europa, muy dependientes del comercio entre los países de ese continente.
Investigadores norteamericanos admiten que se perderán unos 600 000 puestos de trabajo en los primeros momentos desu aplicación, y se sabe que Bélgica ya contempla ayudas para el desempleo que genere el TTIP.
Es decir, le ponen la soga al cuello al socio europeo, y la jerarquía gobernante ni protesta, todo lo tienen que hacer los pueblos, como en Francia, donde se trata de implantar una ley laboral que eliminan beneficios sociales e implementan medidas draconianas para elevar la productividad a ultranza, con menos empleo y largas jornadas laborales, adosada con decisiones de los dueños de empresa de dejar cesantes a diestra y siniestra.
Pero, pese a ello, el entuerto del tratado prosigue, lo cual hace rememorar al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México (TLCAN), donde muchos empleos norteamericanos se fueron a la frontera conMéxico, provocando el caos industrial de Detroit, otrora la pujante ciudad en la fabricación de automóviles.
Lo paradójico es que México apenas se benefició de ello, porque los empresarios norteamericanos llevaron sus fábricas a tierras asiáticas, en busca de unamano de obra aún más barata, causando enorme desempleo en su propio país. Pero, ¡qué les importa a ellos!
El sindicato AFL-CIO, queagrupa a los trabajadores del sector industrial enEstados Unidos, asegura que el tratado provocó la pérdida de 700 000 empleos.
Habrá que contar mucho sobre esto, aunque no toda la culpa la tiene el TLCAN, experimento que demostró que no basta con tener un empleo capacitado para poder llevar un nivel de vida aceptable. De hecho, por primera vez en Estados Unidos, habrá una generación que no tendrá un mejor nivel de vida que sus padres.
Y más de dos décadas después llega ese tipo de convenio con Europa, con las mismas promesas de empleo y mejoras en el nivel de vida, con el incremento del comercio en ambas regiones, en la que las empresas de una parte serán tratadas con igualdad en la otra, sin aranceles y sin trabas en la comercialización de los productos y servicios.
Para ello se ha creado una comisión reguladora que armonice las legislaciones de ambas partes, pero lo cierto, y si volvemos a mirar al TLCAN, veremos que tal regulación permitirá a los productos norteamericanos encontrar menos resistencia en el mercado europeo.
Tal es el caso de los productos transgénicos que hoy se comercializan libremente en Estados Unidos, o la baja protección fitosanitaria comparada con la europea. Y están en peligro, en este contexto, servicios públicos como los de la salud y la gestión de suministro del agua.
Por ahí comienza el “tembleque” de un tratado en que, como siempre, Estados Unidos, sus monopolios, llevarán la “parte del león” a costa del Buen Socio europeo.

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