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Deber moral

16 de junio de 2017

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En mayo último, Pedro Iglesias, líder del izquierdista Unidos Podemos (UP) anunció que no estaría tranquilo hasta presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy, por dirigir un gobierno y un Partido Popular campeones de la corrupción entronizada que corroe la época posterior al franquismo.

Desde antemano, analistas señalaron que la moción no iba a ser aprobada por un congreso nada interesado en que l izquierda tenga protagonismo, sin importarle que gobierne uno de los entes más corruptos de al historia española y quizás mundial, vaya usted a saber.

Rajoy dice que se siente fuerte, no le importa nada, con una imagen que ha aguantado todo, porque viendo toda la suciedad que tiene en su partido, muchos consideran que se tenía que haber ido por higiene democrática y en interés de España. Ni un ápice de autocrítica, ni ninguna depuración interna… Y aun se lamenta por qué ningún partido quiere pactar con el PP.

En el colega Cubasí se recoge que el jefe del también derechista Ciudadanos explicó a Iglesias que Podemos tiene la culpa de que Rajoy siguiera siendo presidente, mientras Pedro Sánchez mantuvo el tono neutral, con sordina, absteniéndose y así evitar el encumbramiento de Iglesias y la caída del “malo conocido”, por aquello de “es mejor… que bueno por conocer”.

Pero el debate sirvió parea que UP expusiera otra vez sus once medidas contra la corrupción, con paradas locutorias de Iglesias, a fie de señalarle a Rajoy que de ponerse en práctica alguna de ellas iría irremisiblemente a la cárcel.

Pienso que la nota destacada la expuso la portavoz de Podemos, Irene Montero, la primera mujer que habla enuna moción de censura en el Congreso, quien soportó calmadamente interrupciones de los “populares” par exponer las vejaciones de que son objeto las mujeres bajo la actual gobernanza, e hizo uh recuento de hechos protagonizados por las féminas en la historia reciente.

Así, protagonizó uno de los mejores momentos del largo debate, cuando recordó la lucha de Rosa Parks, Clara Campoamor y de las cigarreras madrileñas, para reivindicar la necesidad de contar con las mujeres en la democracia.

Montero inició su discurso, recordando el último caso de violencia machista, el asesinato de una mujer a manos de su pareja en Granada. Durante su discurso señaló que “si alguien sabe convertir lo imposible en posible y plantar cara a la resignación”, ésas son las mujeres, y acusó a los diputados del PP de “llevar siendo muchos años la voz del ‘no se puede'”.

La portavoz de Unidos Podemos advirtió que “la resignación y la desesperanza” encarna el gobierno de Rajoy.

 

NO DECEPCIONÓ

 

Reivindicó la lucha activa hace más de 80 años de Rosa Parks, la afroamericana que decidió ocupar un asiento en un bus cuando su uso estaba aún prohibido a las personas de color en Estados Unidos, y cuya detención provocó un antes y un después en la lucha por los derechos civiles en aquél país.

Recordó a Clara Campoamor, que posibilitó, desde esa misma tribuna hace ahora 89 años, que las mujeres de España consiguieran el derecho al voto.

También tuvo palabras para las cigarreras madrileñas, que se organizaron hace más de 100 años para defender sus derechos sociales y laborales y que gracias a esa lucha consiguieron que las fábricas tuvieran guarderías para sus hijos, consiguieren un sueldo digno y se avanzara en los derechos de las mujeres trabajadoras.

En su discurso, Irene Montero recordó también que las mujeres conforman más del 50% de la población española y que siguen siendo “excluidas de forma permanente de la toma de decisiones importantes”.

Otra referencia al papel que se les da a las mujeres en la sociedad y en política, fue su referencia a las continuas interrupciones a las que el Partido Popular sometía su discurso (constantemente cortada con comentarios y murmullos). “Ustedes tratan a España con la misma arrogancia con la que me están tratando a mí ahora”, afirmó, mientras esperaba que se acallara una de las innumerables series de murmullos. “Cuando quieran”, comentó en espera de poder continuar su discurso.

De todas maneras y tras la votaciónen la que solo Podemos y sus aliados aprobaron la moción de censura, con la negativa del PP y otras entidades derechistasy la abstención del PSOE y demás organizaciones vacilantes, el presidente Rajoy no salió abiertamente triunfador.

Tanto en la sede del PP como en el Palacio de la Moncloason conscientes de que la figura de Rajoy está excesivamente vinculada con la corrupción de su partido, bien por consentimiento, bien por ignorancia, y siempre por una excesiva permisividad y falta de contundencia con los implicados.

De ahí que se vuelvan a mover las fichas para buscarle una salida “honrosa” al mandatario.

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