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De vileza y bandidaje

26 de agosto de 2014

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Mientras la inmensa mayoría de la comunidad internacional asiste impávida ante el genocidio que perpetra el gobierno sionista de Israel contra el pueblo palestino de la Franja de Gaza, Estados Unidos no solo protege y pasa por alto este crimen de lesa humanidad, sino que desbarra hipócritamente contra la supuesta violación de los derechos humanos y amenaza nuclear de la República Popular Democrática de Corea para justificar sus continuadas y abundantes maniobras militares que llegan hasta las inmediaciones de las costas norcoreanas.
Mantener la tensión y todo tipo de provocación es un plan premeditado para la permanencia de sus tropas de ocupación en el sur de la península, justificar la alerta militar en otras partes cercanas, principalmente en las bases en Japón, y continuar estrechando el cerco contra la República Popular China y la Federación Rusa.
Vilezas y bandidajes constantes disfrazados en un lenguaje que embellece el carácter agresivo y la peligrosidad de maniobras militares como las más recientes de Ulji Freedom Guardian, describiéndolas de “anuales y defensivas”, y tergiversando las contramedidas de Corea Democrática,  al calificarlas de “amenaza” y “provocación”.
No es la primera vez que llamamos la atención que cada vez que se produce un acercamiento de las posiciones entre Pyongyang y Seúl, Estados Unidos vuelve a tomar la batuta de las maniobras bélicas y otras acciones agresivas para desvirtuar todo intento de limar asperezas, como pasó cuando impidió este año el encuentro entre familiares que viven separados desde la guerra que provocó en 1950.
Habría que ver el lenguaje de desdén que utiliza la prensa al servicio del Imperio, cuando el gobierno norcoreano alerta de la peligrosidad de unos incesantes ejercicios militares cada vez mayores y más provocativos.
En la reunión ministerial del Foro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, efectuado hace poco en Myanmar, fue notable el apoyo y la simpatía de los países regionales a la posición y los esfuerzos de principios de la RPDC por prevenir el empeoramiento de la situación y preparar el ambiente pacífico en la Península. Dos días después, el 14 de agosto, el  secretario norteamericano de Estado, John Kerry, en conversaciones con los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de Australia, tildó las medidas autodefensivas de Pyongyang de “destrucción de la estabilidad de toda la región”.
Veinticuatro horas más tarde, el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de EE.UU., calificaron de amenaza las pruebas de cohetes tácticos de la RPDC, y dijeron que proseguirán más a menudo los ejercicios militares conjuntos.
Para EE.UU. no son amenazas los ejercicios de guerra de agresión de diversos tipos perpetrados en más de 18 000 ocasiones desde 1950 en la parte sureña de la Península, pero deben ser cuestionados el lanzamiento y los ejercicios de prueba de cohetes tácticos teledirigidos de carácter autodefensivo del Ejército Popular de Corea, realizados ocasionalmente.
Entre los ejercicios militares conjuntos, que se desarrollan en el Sur de Corea después de la publicación de la nueva estrategia de defensa nacional de EE.UU., figuran los combinados de desembarco de gran envergadura, previendo la “ocupación de Pyongyang”; los de “suceso inesperado en la Línea de Demarcación Militar”; los de “reconstrucción de las unidades administrativas, después de la ocupación del Norte de Corea”; y los de operación especial contra la Dirección del Estado norcoreano, entre otros.
El imperio declaró abiertamente, aunque en un lenguaje alambicado,  que aplicará por primera vez la “estrategia del disuasivo de forma de ajuste”, según la cual emprenderá el ataque preventivo con todas las diversas fuerzas y armas, inclusive las nucleares, si se capta la probabilidad del uso de armas nucleares o misiles  de “alguien”.  Es decir, toda una amenaza y un completo chantaje.
Para los dirigentes de la RPDC, tal belicismo obedece estrictamente a la estrategia de EE.UU. de dominar el mundo, tras derrocar el régimen norcoreano y atacar el continente asiático, usando como trampolín la Península Coreana.
Lamentablemente, la masiva propaganda de los medios de desinformación imperialistas no deja ver la lección histórica que demuestra que la constante amenaza de una parte causará sin falta el enfrentamiento con la otra, con el consiguiente estallido bélico.
Muchas veces hemos dicho que somos partidarios de la no proliferación del arma nuclear, pero, realmente, pienso que si un pueblo no fortalece sus fuerzas defensivas ante el Imperio o uno de sus representantes (No tiene que ser necesariamente tal elemento) será víctima del más fuerte, aunque represente una causa justa y honesta. El capítulo de la criminalidad sionista contra el indefenso pueblo de Gaza así lo demuestra.

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