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¿De qué te preocupas, Francois?

7 de diciembre de 2016

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Mientras la Unión Europea normaliza las injustas relaciones que estableció con Cuba mediante la denominada Posición Común, lo cual evidencia un regreso al espíritu progresista, una gran parte de sus países integrantes ha sido invadida por una ola ultraderechista, xenófoba y racista, que, por el momento no es partidaria de mantener una línea dura contrala Isla y, por otra parte, tiene una posicióncrítica hacia el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

En este contexto, el presidente francés, Francois Hollande, ha nombrado a un nuevo ministro y dice adoptar una política de combate para revertir la inminente caída de su llamado Partido Socialista en las próximas elecciones, en las que sí tienen reales posibilidades la derecha y la ultraderecha

Por el momento, el intento de la reacción para llegar al poder acaba de fracasar en Austria, aunque por escaso margen, y tiene claras opciones en Holanda, en tanto, en España, la derecha, con Rajoy, se mantiene ante la inopia de las otras fuerzas políticas.

Y así es, y así ha pasado en Francia, con un mandatario que tiene un discurso progresista, pero cuyo gobierno emite leyes tan de derecha que no tiene nada que envidiar a los desmanes de esta tendencia, caracterizada por un populismo que. al final, margina aún más, a quien realmente trabaja.

Pero nada se sabe, porque los medios de comunicación están en poder de una minoría que mantiene silenciada a una mayoría a la que no se permite reaccionar, porque también controla los medios de represión.

 

Incoherencia

Francia y el resto de la Unión Europea practican una política incoherente, de ahí que sus gobiernos centristas o no tan de derecha, coadyuvan al desarrollo de la reacción.

Por un lado dicen defender los Derechos Humanos, la democracia y la cooperación para ayudar al desarrollo a los países del sur; pero, en realidad, practican una política exterior militar, migratoria o comercial que genera la violación de esos mismos derechos, pobreza y desigualdad que son las causas que generan la mentada emigración.

En este contexto, ni París, ni Berlín ni ninguna otra capital europea consideran refugiados económicos a las decenas de miles de personas que tratan de cruzar el Mediterráneo, tratando de huir de las agresiones desatadas por el Imperio y las consecuencias de la política exterior europea.

Por eso, la responsabilidad de la Unión Europea es central, pero solo se limita a enviar a millones de refugiados a Turquía, además de olvidarse del dinero que le deben por ese “favor” a Ankara, en tanto llena el Mediterráneo con patrulleras, y hasta llega tarde, sospechosamente, a salvar la vida de quienes naufragan, que son muchos.

El remedio para este problema debe ser sencillo para gobiernos progresistas: condonar deudas externas ilegítimas, y cesar las injerencias, tanto militares, como políticas y diplomáticas, que la Unión Europea sigue ejerciendo, porque lleva lo noción colonial bajo la piel.

Así, de qué se queja Francois, si los gobiernos europeos adolecen de la falta de una verdadera democracia, la participativa, y ahora son enfrentados con relativo éxito por una ascendente derecha y ultraderecha en los correspondientes comicios.

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