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De Perogrullo, salvajada de Piñera y los esfuerzos de Bachelet

20 de mayo de 2015

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Tanto se repite una verdad que es casi decir una “perogrullada” que la educación es un derecho del pueblo, y el gobierno tiene el deber de otorgar la educación gratuita, así como la salud, algo realmente que ha sido imposible de cumplir en las naciones donde se ejerce el capitalismo, sobretodo en su versión salvaje neoliberal.
En el Chile pinochetista heredado en su primera versión democrática por el solvente (unos 2 500 millones de dólares) Sebastián Piñera, este mandatario se dio gusto reprimiendo a las manifestaciones estudiantiles que reclamaban tal derecho, mientras repetía que no se podía dar nada gratis, que todo costaba. Ello ha proseguido en estos días, con el asesinato de dos jóvenes, acción atribuida a la ultraderecha para hacer más difícil la gestión del actual gobierno.
Su sucesora, Michelle  Bachelet, con mayor respaldo popular, ha intentando solventar este y otros problemas, siendo torpedeada repetidamente por una oposición legislativa mayoritaria y elementos pinochetistas que actúan como quintacolumnas, tal es su poder de penetración.
Bachelet ha decidido luchar contra la desigualdad desde la educación, ya que “es la única manera de no perder los talentos de nadie”… “Podemos tener misiones de paz en todo el mundo, pero tenemos que tocar las raíces de la problemática, los fallos estructurales debajo de esos conflictos”….”La economía crece, pero tenemos que asegurar que crece para todos”, reconoció, y propuso varias vías de actuación para luchar contra esa brecha que se abre cada vez más entre los ricos y los pobres,  todas ellas centradas en la educación.
Y contestando a las preocupaciones de los poderosos: “”Hay que realizar cambios estructurales y cambios en la vida diaria. La comunidad empresarial ve esta agenda de transformación de la educación como una amenaza, pero lo que es realmente una amenaza es que los ciudadanos vean cómo el Producto Interno Bruto (PIB) de un país sube y sus vidas van para abajo”.
La Presidenta ha contado con un grado enorme de oposición de las clases adineradas, porque son las únicas cuyos hijos están recibiendo una educación de calidad con un pago que incluso cuesta al Estado.
“Debemos hacer una fuerte reforma educativa, porque la educación es esencial de dos maneras diferentes: no se pierde el talento de nadie y, además, nos hace más competitivos e innovadores en los campos de la ciencia y la tecnología. No solo mejora la vida de las personas sino que incrementa su aportación a la sociedad”, dijo.
Bachelet abogó por la educación gratuita y reconoció que en Chile, pese a todo, el acceso a la educación universitaria tiene todavía carencias. Y subrayó:
“Necesitamos… cambiar el paradigma detrás del modelo educativo y resolver el problema del dinero. Ahora los que tienen dinero tienen buena educación y los que no tienen solo pueden con la que tienen”, en un mundo donde existen aun 1 200 millones de pobres.
Tal situación se repite en áreas tan importantes como la salud, que también debe ser gratuita, pero sin dudas el derecho a la educación de calidad es realmente importante, y la mandataria ha debido sortear ciertos escollos  para llegar consecuentemente a fin.
En este sentido considera que entre el 2016 y el 2018, 730 000 estudiantes, cuyas familias pagan parte de la mensualidad en los colegios particulares subvencionados, podrán acceder a una educación gratuita. Para el 2018, el 93% de los estudiantes de Chile estudiará en colegios gratuitos.
Para el 2016 los colegios deberán dejar de seleccionar de forma gradual. Todos los niños podrán postular a establecimientos que reciban aportes del Estado, sin ser discriminados arbitrariamente y sin que les soliciten pruebas o antecedentes económicos.
Cuando los establecimientos elegidos por las familias cuenten con igual número de postulantes y vacantes, todos los estudiantes podrán ingresar automáticamente. De no haber cupos suficientes, los establecimientos deberán usar un sistema de selección aleatorio que asegure que no habrá selección arbitraria. Tendrán preferencia los hermanos de alumnos que ya estudian en el establecimiento y los hijos de los trabajadores de los colegios.
Y para el 2018, los colegios deberán estar organizados como entidades sin fines de lucro, utilizando solo los recursos destinados a la educación.
A esto tan noble se oponen los Piñera y testaferros herederos del pinochetismo, los detentadores de la mayoría de las riquezas del país.
Y es que la educación, como lo es la salud, la pagan todos los días los trabajadores asalariados chilenos, que también hasta ahora lo hacen con los lujos de los millonarios como Piñera.
Los estudiantes no están pidiendo privilegios. Exigen sus derechos. No es un regalo ni limosna lo que emprende la Presidenta de Chile en medio de tantas y disímiles turbulencias naturales… y provocadas.

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