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De locos… y malvados

29 de septiembre de 2015

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Conocidos cubanos residentes desde hace mucho en Estados Unidos confiesan que no tienen arma alguna en sus viviendas y coinciden en decir que es cosa de locos que se permita la venta libre de esos peligrosos y mortales artefactos bajo el pretexto de que un obsoleto párrafo constitucional lo permite.
Por supuesto que ese “libre albedrío” en una sociedad que se envanece de tener más libertad que nadie y enseñorea una democracia que hace pasar por real, enriquece a individuos que lucran con la venta de armas, chantajean y amenazan a quienes tratan de impedirlo, incluso a un Presidente, y compran los suficientes votos para que nadie se interponga en su camino.
Aunque desde una aparente óptica distinta, pero con igual maldad, entes oficiales manejan más de un billón (un millón de millones) de dólares en el presupuesto de seguridad.
Tanto en el primero como en el segundo caso, las cifras de bajas mortales tienen una diferencia abismal, falseando situaciones y hasta números, como vamos a demostrar, citando fuentes oficiales estadounidenses que tienden a veces al decrecimiento.
La locura de un párrafo de una Constitución que también llama a defenderse de los indios salvajes, para justificar el armamentismo, produce cada año la muerte de miles de personas que no tenían que perecer en modo alguno.
Pese a que mis conocidos, apenas una veintena, afirman que no les interesa el sangriento carnaval de la violencia, el resto de los habitantes de Estados Unidos tienen unas 310 millones de armas de fuego, casi un arma por cada uno, incluidos los niños, y el número de muertes registrado en el 2013 fue de 33 636, de ellas ¡21 175! fueron SUICIDIOS. Un poquito menos, 32 719, fueron las muertes por accidentes de tránsito, lo que hace ascender a más de 66 000 los decesos violentos.
Trascendió que esas cifras fueron superiores el pasado año y que en el actual se establecerá una marca negativa.
Volviendo a las armas de fuego, el pingüe negocio de la venta no ha podido ser tocado por nadie, y se conocen los recientes y fracasados intentos del presidente Barack Obama por limitarlo.
También en el mundo de la locura donde siempre se aprovechan los más malvados, sobresale el negocio del presupuesto de seguridad al que aludimos antes.
Funcionó, por supuesto, con el engaño que llevan cada día las redes sociales, los principales medios de prensa y la “autoridad” que revisten los entes que manejan los inseguros hilos de una seguridad en la que más interesan los dividendos.
Los motivos son disímiles, pero el más reciente fue la propagandización de las amenazas del Estado Islámico al territorio de Estados Unidos, para lo cual tendría que salvar una enorme distancia.
Antes, crearía una especie de caos con el fin de ajusticiar a los enemigos de los musulmanes, cuando los integrantes de esa entidad violan los reglamentos del Islam y han asesinado a verdaderos religiosos.
Pero a pesar de la campaña antimusulmana para desatar una ola de pánico frente a la imaginaria presencia del Estado Islámico, en todo este año, incluido septiembre, apenas se han reportado dos casos aislados protagonizados por tres musulmanes, todos los cuales resultaron muertos –dos en confusas circunstancias–, mientras solo fue herido levemente un policía en la cabeza para justificar ese uno seguido de doce ceros (1 000 000 000 000).
Cierto, el Estado Islámico representa el terror en Afganistán, Siria, Iraq, Libia y donde quiera que esté, incluso para estadounidenses y europeos que se encuentren en esos lugares objetos de agresión por el imperialismo norteamericano.
En este contexto, Tom Engelhardt, destacado escritor y periodista se refiere a lo que califica de suicidas estilo estadounidenses que “no están motivados por una ideología política o religiosa, como los suicidas con explosivos de Oriente Medio, sino que están en una misión en la que la propia muerte y la de otras personas es el fin planeado. Pensad en ellos como informales yihadines estadounidenses, sin contacto alguno con las redes sociales del Estado Islámico; que nunca han visto un video de exaltación terrorista; pero aun así están irritados, a menudo muy trastornados, armados y encargados de una misión suicida en la patria estadounidense”, un lugar de locos… y malvados.

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