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¿De dónde viene la amenaza nuclear?

1 de noviembre de 2023

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El Consejo (Cámara Alta-Senado) de la Federación de Rusia ha acordado retirar la ratificación que anteriormente había otorgado al Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares aprobado por las Naciones Unidas y que debería comenzar a regir cuando reciba las aprobaciones y ratificaciones suficientes por parte de los respectivos países representados en la Asamblea General, según establecen los estatutos de esa organización.
El motivo de dicha retirada es obvio y fue convenientemente explicado por las autoridades de esa cámara legislativa: el gobierno imperialista de Estados Unidos ha anunciado la reanudación de pruebas y ensayos relacionados con la utilización y verificación del uso del arma nuclear, haciendo caso omiso a cualquier regulación, limitación o prohibición al respecto.
Como es habitual de su parte, Washington desconoce de manera prepotente y unilateral cualquier legislación internacional y pretende imponer sus propias reglas. Todo indica, sin embargo, que en Moscú no están dispuestos a consentirlo y están actuando en consecuencia, tanto en este como en otros tratados regulatorios de carácter bilateral que con anterioridad habían suscrito con la nación imperial del Norte y de los cuales Rusia ya se ha retirado ante los incumplimientos de la otra parte.
En medio de una situación tan inestable y convulsa como la que va atravesando el mundo de hoy, resalta la peligrosidad del escenario que se conforma ante la desesperación e irresponsabilidad del imperialismo norteamericano, preocupado por su decadencia y pérdida de influencia y control, así como por los obstáculos cada vez más frecuentes que enfrentan su otrora dominio absoluto y sus monopolios planetarios, a los que se suman las luchas electorales internas.
Involucrado en estos momentos están en cuatro guerras alentadas, organizadas y financiadas por el gobierno de Estados Unidos, a saber: en Ucrania y el Medio Oriente de manera militar y contra Rusia y China de manera política y económica, mediante sanciones coercitivas unilaterales de todo tipo, extensivas estas últimas a decenas de países del mundo que se niegan a reproducir los intereses del Imperio y se levantan con dignidad y soberanía.
Queda claro y es evidente, sin mucha dificultad, determinar de dónde procede la amenaza nuclear y quién se muestra cada vez más cerca de su terrible uso; quién tiene sus armas y almacenes nucleares dispersos por el mundo; quien la usó de manera cruel por primera y única vez puede estar ahora tentado a repetir el crimen.
Hay que permanecer alertas y denunciarlo constantemente: el Imperio yanqui puede preferir el holocausto nuclear antes que perder definitivamente sus privilegios y su poder omnímodo, hoy en declive, y no respetará nada que ponga en duda la existencia y prolongación de ese escenario imperial.

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