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Cumbres sin las Américas

3 de mayo de 2022

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De seguir por el mismo camino, la titulada Cumbre de las Américas anunciada por el gobierno imperialista de Estados Unidos para celebrarse en Los Ángeles, California, los días 9 y 10 del próximo junio, se convertirá en la “Cumbre sin las Américas” pues resulta inconcebible que tal ejercicio diplomático con la intención declarada de tratar temas de la emigración y la COVID-19 en el hemisferio vaya a tener lugar con la exclusión premeditada -hasta ahora- de tres países, Cuba, Venezuela y Nicaragua, que resultarán incómodos para el anfitrión yanqui, pues seguramente harían oír allí unas cuantas verdades desagradables para el Imperio.

Ha sido costumbre de las administraciones imperiales yanquis -sean demócratas o republicanas- asegurar la mayor cantidad de invitados dóciles a estos encuentros continentales, patrocinados por Washington en complicidad con la desprestigiada OEA, con el propósito de impedir que sus “trapos sucios” salgan una vez más a la luz.

No olvidar que las así llamadas pomposamente Cumbres de las Américas surgieron bajo la Administración Clinton a fines de la década de los 90 y fueron respuesta indirecta pero mal disimulada a las Cumbres Iberoamericanas, que comenzaron a realizarse por iniciativa de los entonces gobiernos de México y España y donde por vez primera los países de Nuestra América se reúnen sin la presencia disolvente y vigilante del Imperio yanqui, para examinar sus propios problemas y consensuar posiciones al margen del pretendido amo del “patio trasero”.

La habitual consigna imperial de divide y vencerás “quedó evidentemente en crisis con la aparición de este nuevo mecanismo regional donde la bloqueada Cuba se hizo presente y participa activamente desde un principio, sirviendo incluso de sede a la Cumbre Iberoamericana de 1999.

El regreso de Cuba -invicta y sin concesiones- al seno de la familia latinoamericana y caribeña confirmó la derrota vergonzosa y bochornosa de los sucesivos gobiernos de Estados Unidos, que habían hecho todo lo posible -hasta colocar al mundo al borde de una guerra nuclear- por evitarlo.

La creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), años después, representó otro paso de avance firme en el camino de la independencia y la soberanía; una de sus Cumbres se celebró en La Habana y allí se firmó la histórica Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz en 2014.

La inmoral diplomacia imperial yanqui, llena de dobles raseros, engaños, chantaje y sobornos, está definitivamente fracasada en América Latina y el Caribe y, por tanto, ya Nuestra América no puede ser utilizada como plataforma de lanzamiento ni como punto de apoyo incondicional por parte de Washington en sus afanes de dominio hegemónico mundial.

Algunos gobiernos latinoamericanos y caribeños ya se han pronunciado sobre la dificultad de acceder a una Cumbre con exclusiones. De todos modos, celébrese o no la reunión de Los Ángeles, la pretensión de excluir desde ahora a Cuba, Venezuela y Nicaragua no deja de ser una expresión de debilidad y cobardía.

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