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Cumbre de la OTAN más allá del empujón de Trump

26 de mayo de 2017

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La prensa se hizo eco, más que del contenido real de la reciente Cumbre de la OTAN, del video donde –dice la prensa– se ve a Donald Trump, empujando al primer ministro de Montenegro, para desplazarlo del lugar donde el mandatario estadounidense apareciera en una especie de “luna de miel” con los líderes de una organización militar a la que había calificado de “obsoleta”.

En su campaña camino hacia la Casa Blanca en 2016, Trump había aseverado que la “OTAN estaba obsoleta”, ahora en la flamante y costosa nueva sede del emporio militar en Bruselas, el magnate mostró otra cara y otro discurso, muy distintos al de hace solo unos meses.

Como aseguran algunos despachos de prensa, era “el momento ansiado por los aliados de Washington para escuchar la esperada rectificación del Presidente respecto al compromiso de su gobierno con la Alianza Atlántica”.

Lo de mayor importancia –y así fue– es que Estados Unidos, en boca de Trump, reafirmara su compromiso con el artículo cinco del Tratado de la OTAN, en el que se consagra el principio de la defensa colectiva, que establece que un ataque contra uno de sus miembros se asumirá como si fuera un ataque contra todos.

Funcionarios del gobierno le habían dicho el miércoles al diario The New York Times que Trump finalmente daría su respaldo al artículo 5.

De igual forma, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, rechazó las críticas al discurso de Trump y aseguró que el mandatario había apoyado plenamente el artículo 5.

Nadie, en el moderno recinto de Bruselas, se refirió siquiera a quién o quiénes podrían ser la o las posibles amenazas de un  ataque a un país miembro de la OTAN.

Lo que quedó claro, una vez más, es que los enemigos se fabrican para justificar la existencia de una organización militar que debió desaparecer cuando dijo adiós a su existencia la otrora organización homóloga denominada Pacto de Varsovia, que supuestamente defendería los intereses del llamado campo socialista europeo, fenecido a principios de la década de los años 90.

De manera concluyente, expertos señalan que la llamada “amenaza rusa” garantiza un aumento del gasto militar en los países miembros de la Alianza, por cuanto todo el propósito es que vean a Moscú como el mayor peligro para su seguridad, al igual que lo hace Estados Unidos.

Vale recordar que en una rueda de prensa en 2016, el hoy mandatario estadounidense había asegurado que Estados Unidos solo defendería a los países bálticos miembros de la OTAN de un hipotético ataque ruso.

En los demás casos, aseguró entonces, cada país miembro tiene que aportar más dinero y cumplir con sus obligaciones.

Este jueves, en su primera incursión a la sede de la OTAN en Bruselas, volvió a poner en el centro de su discurso la contribución monetaria de los estados miembros, a los que llamó a “invertir más dinero en gastos militares y en contribuciones a la OTAN”.

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