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Cuando la violencia viaja en motos

22 de mayo de 2015

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Es difícil explicar lo que puede estar sintiendo un ser humano cuando su comportamiento lo aleja de toda razón y lo identifica como alguien que siente amor por la violencia.

Que esto suceda entre fanáticos con poco de sentido religioso y mucho de terrorismo como es el caso del grupo Estado Islámico, puede tener explicaciones, aunque siempre se pondría en duda su actuación como seres racionales.

Pero que en el país más desarrollado del planeta, Estados Unidos, grupos de motociclistas usen la violencia extrema como divertimento, no tiene otra explicación que la enajenación. Se trata, sin lugar a dudas, de un fenómeno que tiene sus antecedentes en la droga y el dinero que se obtiene de su tráfico, en una sociedad con los más altos índices de consumo.

Si acudimos a los despachos de prensa de estos días, conoceremos que son muchas las bandas más peligrosas que operan en territorio norteamericano, varias de ellas con ramificaciones en el exterior.

Algunas se hacen llamar Los Bandidos, Los Vagos, Los Forajidos, Los Mongoles, entre otras.

Todas tienen el común denominador de usar motocicletas y tener sus cuerpos tatuados.

El propio Departamento de Justicia de Estados Unidos ha emitido un documento donde explica el comportamiento de estas pandillas que califica como “organizaciones criminales altamente peligrosas y bien estructuradas”.

Cometen crímenes violentos sin reparo alguno, trafican con armas y con drogas, y se fajan entre ellas por el control de algún territorio donde puedan operar en sus negocios ilegales.

Uno de los últimos hechos de violencia fue el escenificado el pasado fin de semana en Waco, Texas, que dejó un saldo de ocho personas muertas y 18 heridas. Hay 170 detenidos a los que se les vincula con el crimen organizado.

En este caso específico la confrontación se produjo entre miembros de cinco bandas rivales, entre ellas las llamadas Los Cosacos y Los Bandidos.

Según la agencia EFE, esta última banda, una de las dos más grandes del país, cuenta entre 2 000 y 2 500 miembros y se encuentra en la clasificación de las bandas más peligrosas del Departamento de Justicia, que cifra en 300 el número total de grupos con estas características en EE.UU.

Los propios despachos de prensa refieren que entre las bandas más letales está la de los Pistones Negros, en referencia a esa pieza del motor que usan como símbolo, y del que se asegura ha tiene simpatizantes en Canadá y en países de Europa.

Los pistones que utilizan como símbolo son una especie de tapadera donde esconden la droga que trafican.

Otro grupo, Los Forajidos, se dice que cuenta con más de 1 700 miembros en 12 países y domina la zona de los Grandes Lagos de Estados Unidos, país que lo considera responsable de secuestros, asesinatos, extorsiones, lavado de dinero y otras.

El citado informe del Ministerio de Justicia refiere que la banda de Los Ángeles del Infierno es la rival del grupo Los Forajidos, y tiene un abultado expediente de tráfico de marihuana, cocaína, hachís, heroína, éxtasis y otras drogas.

De todas formas, resulta desconcertante saber que en un país como Estados Unidos, con policía, ejército y los más sofisticados medios de combate, puedan proliferar estas bandas que se exhiben en sus motos sin reparo alguno, y que solo se divulgan sus fechorías cuando ocurren hechos como el de Texas.

EFE concluye uno de sus textos que recorrió el mundo, señalando que el tiroteo entre bandas rivales en Texas ha puesto bajo el foco de la opinión pública a esas organizaciones criminales responsables de asesinatos, extorciones y tráfico de drogas.

 

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