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Cuando la Guerra Fría se congeló

4 de octubre de 2016

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Era casi imposible de imaginar. Pero fue real. Estados Unidos construyó una base militar para misiles nucleares, bajo las capas de hielo de Groenlandia a solo 800 kilómetros del Polo Norte.

La costosa instalación, conocida como Camp Century, formaba parte de los planes del Pentágono para un posible ataque a la Unión Soviética.

Eran los años de la Guerra Fría y el proyecto, iniciado en 1959, no se conoció hasta 1997, cuando se desclasificaron los documentos por parte del Instituto danés de política exterior, que facilitó un informe a petición del parlamento de su país que dio debida cuenta de los planes norteamericanos en Groenlandia. Esta isla pertenece a Dinamarca, nación que se había declarado, en 1957, territorio libre de armamento nuclear. A los EEUU no le importó en lo absoluto, constata la información tomada de Defense Tech y traducida por Cubadebate.

La base, según el citado despacho noticioso, fue levantada con el pretexto de llevar a cabo investigaciones científicas, pero la verdadera razón fue revelada recientemente. Se concibió para enterrar misiles nucleares bajo el hielo, en un proyecto denominado Iceworm.

La desconocida “ciudad subterránea” estuvo bajo el mando del coronel del ejército norteamericano John H. Kerkering.

El lugar elegido para realizar el proyecto fue una meseta a 6.180 pies (unos 1.883 metros) sobre el nivel del mar y con una temperatura media de unos -23 grados centígrados, aunque podía llegar a alcanzar los -56 grados.

Refiere el despacho noticioso que unas potentes tuneladoras fueron trasladas hasta el lugar, realizando todo un entramado de largos pasillos subterráneos que acabaron albergando una central nuclear.

Los 30 edificios interiores estaban realizados con placas de madera prefabricadas y en ellas se encontraban las viviendas, biblioteca, servicios médicos y religiosos, lugares de ocio y servicio (cantina, teatro, peluquería, lavandería), almacenes, laboratorios y todo lo imprescindible para llevar una vida lo más placenteramente posible en un lugar tan hostil, aparte de poder realizar con normalidad el trabajo encomendado a los militares que allí residían (85 en época de invierno y aproximadamente 200 en verano).

A través de una línea ferroviaria de más de tres kilómetros se conectaban los veintiún túneles interiores y una calle central de aproximadamente mil metros de largo.

Todo se preparó para simular un centro de investigación y experimentación científica, pero en realidad escondía todo un entramado de defensa militar que había decidido trasladar hasta allí aquel centro de operaciones debido a su perfecta ubicación a medio camino entre Nueva York y Moscú.

Pero aquel monumental montaje de poco sirvió, ya que, tras varios años de construcción, apenas tuvo una producción activa, abandonando el proyecto en el año 1966.

El suministro de agua que recibía Camp Century se realizaba a través de un bombeo de vapor de un pozo de hielo, por el cual el elemento líquido que se utilizaba pertenecía a la nieve caída sobre Groenlandia dos mil años antes.

El mayor problema que se encontraron fue el movimiento de los glaciares, ya que éste amenazaba con colapsar los túneles, lo que ocurrió, derrumbándose los mismos y congelándose un proyecto costoso y peligroso de la Guerra Fría.

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