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Cuando la guerra es “callar”

11 de marzo de 2014

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Mucho se habla y se escribe sobre el poder mediático.  Y siempre será poco en medio de la encrucijada en que se debate hoy el mundo globalizado, donde una potencia mundial se siente con el derecho de atacar con todas las armas —incluyendo la de los medios de información—.
Los ejemplos se repiten, pero me referiré a uno, en el cual se ponen en práctica todas esas armas en función del dominio imperial.
¿Por qué no se habla casi nada sobre Siria en las últimas semanas?
La respuesta es muy fácil: porque quien impone la guerra en Siria es Estados Unidos y lo que le interesa ahora es concentrar todas sus municiones mediáticas en Venezuela y en Ucrania, sus dos objetivos estratégicos a los que le apuesta todo.
El tema es que en Siria la administración Obama y sus colaboradores europeos han visto fracasar sus planes, luego que el gobierno, las fuerzas armadas y el pueblo de la nación árabe pasaran a la ofensiva en su enfrentamiento a las bandas terroristas financiadas por Occidente y algunos emiratos.
También vale destacar que Washington no contaba en sus planes de tumbar al gobierno sirio, con que Rusia actuara con firmeza diplomática y política, echando por la borda cuantos intentos hizo Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad para aprobar la intervención militar.
Otro tanto ha ocurrido en el plano de la búsqueda de una solución a través del diálogo durante las reuniones en Ginebra. Allí, los representantes norteamericanos acudieron, en primer lugar con su retórica amenazante, apostándolo todo a que la única solución era la sustitución del presidente Bashar al Assad. Pero, al ver que tal coyuntura era imposible, volvieron a su conocida demagógica práctica de hablar de paz y continuar apoyando la guerra.
En ese ambiente las reuniones de Ginebra fracasaron o al menos no fueron capaces de cumplir con las expectativas de paz que espera la comunidad internacional.
Por eso es bastante difícil encontrar algún medio occidental de la llamada gran prensa que ocupe hoy algún espacio para tratar el tema sirio. Es como si en la nación árabe no estuviese pasando nada.
Sin embargo, Siria sigue bajo el fuego de las bandas terroristas y mercenarias a quienes occidente sigue dando ayuda financiera y de armas.
Tampoco ha salido nota alguna o imágenes televisivas de las denuncias del presidente Bashar al Assad, quien ha revelado que Israel está reclutando a militantes procedentes de Jordania y desplegándolos en una zona colchón que separa a los Ejércitos sirio e israelí en los Altos del Golán.
En igual sentido, Assad dijo que los planes del secretario de Estado norteamericano, John Kerry para hacer que los palestinos y árabes acepten el “carácter judío” de Israel tienen como fin establecer un estado palestino alternativo en Jordania.
Tampoco se ha molestado el poder mediático en reflejar la destrucción durante la última semana de santuarios religiosos al norte de Siria por parte de las bandas terroristas. O el crimen que cometen esos grupos mercenarios que atacan a los convoyes de la ONU que llevan ayuda humanitaria a la sufrida población siria.
En fin, el desplazamiento mediático está enfocado ahora —y de qué manera— en incentivar el golpe de estado ocurrido en Ucrania y las acciones violentas con iguales pretensiones en Venezuela.
En cuanto a Siria, callar, es también una manera de hacerle la guerra.

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