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Cuando de salud se trata…

16 de enero de 2014

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Hace apenas una semana la prensa nacional e internacional dio a conocer una noticia que aunque en Occidente tuvo poco rebote informativo, es una verdad que muestra un resultado: Cuba es el país de toda América —incluyendo a Estados Unidos y Canadá— con menor índice de mortalidad infantil.
Decir que en la Isla el promedio de niños fallecidos es de 4,2 por cada mil nacidos vivos, lleva implícito una obra humana de descomunal envergadura. En Estados Unidos, la mayor potencia económica mundial ese indicador es de 6.
Por supuesto, esta victoria en el campo de la salud, más que todo debe ser estímulo en la lucha contra insuficiencias y deficiencias que puedan opacarla y que aún existen a la hora de brindar servicios con calidad.
Vivo frente a un hospital infantil, por más de una década en reparación aunque no ha dejado de prestar servicios. Allí, por momentos, se ha observado una especie de adormecimiento de la faena constructiva y en otros casos, de baja calidad en lo que se hace y luego tiene que volverse a hacer.
Las Estadísticas Sanitarias Mundiales  de 2013, publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, refieren que hay avances en la lucha contra el paludismo, la tuberculosis, el SIDA, así como contra la mortalidad materno-infantil.
Los niños de menos de cinco años fallecidos han pasado de 12 millones en 1990 a 7 millones en 2011 y las entre las causas principales, varias están ligadas a enfermedades que se podrían prevenir como la diarrea, el sarampión, la malaria y las respiratorias.
Aún con el optimismo de que hay avances, no se puede ignorar que mueren al año más de 7 millones de menores de edad por causas en casi todos los casos, relacionadas con la malnutrición, las condiciones higiénico sanitarias, la no potabilización del agua, entre otras.
Otro indicador que, aunque mejorado, tiene una gran incidencia negativa es el del acceso a los servicios de saneamiento, cuya cobertura no supera el 64% de la población mundial. Eso quiere decir que unos 2 500 millones de habitantes no tiene acceso a dichos servicios.
El citado informe de la OMS indica que se producen al año casi un millón de muertes de niños prematuros.
Vale agregar que en una gran cantidad de países del Tercer Mundo, se padece una verdadera penuria con respecto a los medicamentos. Apenas un 57 % de los genéricos están disponibles para el sector público. Lo que obliga a los pacientes a acudir al sector privado donde cuestan hasta 16 veces más caros.
Y es que la situación de los medicamentos guarda una relación directa con los grandes intereses de las trasnacionales del sector.
Al respecto remarcaré un estudio que muestra que el 10% de los medicamentos vendidos a nivel mundial son falsos —un 30% en los países en desarrollo—.
Además, el mercado ilegal de medicinas alcanza un volumen cercano a los 75 000 millones de dólares anuales, con un aumento de casi el 90% entre 2005 y 2010.
Cuando de salud se trata, mostrar todos estos datos aparecidos en informes oficiales de instituciones sanitarias mundiales, equivale a un alerta universal para revertir situaciones que viven muchos países pobres en África, Asia y América Latina.

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