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Coraje islandés

1 de noviembre de 2017

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Los islandeses han vuelto a demostrar que no entienden de líderes corruptos, encubridores de delitos sexuales, amigos del engaño e incumplidores de promesas, al obligar a celebrar por tercera vez en poco más de un año elecciones anticipadas para elegir un nuevo Parlamento.
Cierto que la derecha había avanzado en los últimos tempos y gobernaba el país, pero aunque ahora sigue siendo la principal fuerza, disminuyó notablemente su poder, al lograr solo 16 de los 63 escaños en disputa, mientras el centro y la centroizquierda se fortalecían y el fascismo lograba colarse en el legislativo.
Ahora el derechista Partido de la Independencia tendrá que pactar con otros dos entes políticos para poder gobernar, sino se tendrá que convocar a otras elecciones anticipadas.
No es fácil gobernar Islandia, pero no por caos o anarquía, sino porque no ha transado con la políticaneolberal y constituye un ejemplo para otras naciones endeudadas hasta la médula y obligada a entregar sus riquezas a oligarquías locales y monopolios internacionales.
Diversos funcionarios han tenido que renunciar en los últimos , tiempos, debido a sus implicaciones en el blanqueo de dinero en los muy publicitados Papeles de Panamá, que ya había hecho renunciar hace varios meses al Premier islandés.
A ello se agrega que los islandeses, pese a haber mermado su calidad de vida, se siguen negando a pagar una deuda externa que sabemos es impagable.
No es una cuestión de ahora, sino que viene desde hace años, cuando se negaron a pagar la deuda contraída por los bancos, sin temor al congelamiento de los préstamos del Fondo Monetario Internacional.
Los banqueros y ejecutivos responsables de la crisis económica del país fueron detenidos y encarcelados, otros escaparon.
Enfrentando la crisis desatada por los corruptos, el 93% de sus casi 350 000 habitantes se negaron en un referendo a reembolsar a bancos británicos y daneses 3 500 millones de dólares de euros que los endeudarían durante 15 años.
Poco divulgada esta situación, que incluyó la sustitución de un gobierno conservador por otro más liberal, pero que también sucumbió, por mantener posteriormente una política similar.
Por supuesto, lo hecho por Islandia fue calificado de peligroso ejemplo por las cúpulas capitalistas, ya que la propia recuperación económica -tras librarse de la carga parasitaria de la deuda contraída por los bancos- pudiera ser seguida por naciones como Grecia e Irlanda.
Muchos economistas han coincidido en que el colapso de los bancos ha ayudado al avance islandés, aunque no ha podido mantener el encabezamiento de la lista de países desarrollados de Naciones Unidas.
En aquel entonces, la escalada de las movilizaciones igualó la violencia de las protestas contra el ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte hace medio siglo. Era tal el estallido de la crisis que supuso el fin de lo que siempre se calificó de cuentos de hadas islandés, porque se pasó del lujo y el derroche al colapso, con la banca nacionalizada, la inflación disparada, la moneda por los suelos, el paro duplicado y, sobre todo, un endeudamiento de enormes proporciones.
Pero el pueblo, subrayo, rechazó la tiranía de los bancos capitalistas, aprovechó al máximo que tiene centrales geotérmicas, por lo cual tiene independencia energética, así como el alza en la captura pesquera, rubro que representa el 40% de su economía.
Pienso que el triunfo islandés, una nación capitalista, se basó en que su población se llamó a capítulo y abandonó una vida de derroche y se adaptó a vivir de acuerdo a sus posibilidades reales.
Hoy esta pequeña nación puede ser vista con simpatía por esta causa, además de sus danzas y música ya famosas, y haber clasificado a un mundial de fútbol, cuando hace pocos años este deporte se mantenía aficionado, con equipos formados por trabajadores que representaban a sus respectivasfábricas sin ser remunerados.

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