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Contrarrevolución, muy activa

24 de octubre de 2016

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La desactivación de un nuevo intento de la contrarrevolución de realizar actos terroristas en Caracas y el comprobado fraude que provocó la anulación del inicio del intento revocatorio de la presidencia de Nicolás Maduro no han menguado las aspiraciones de quienes se apoyan en los medios que les suministra el Imperio para dar al traste con las conquistas bolivarianas de beneficio al pueblo.
Una y otra vez, Maduro ha llamado al diálogo constructivo, con cordura, como dice él, a individuos que aprovecharon las ventajas de controlar la mayor parte de los medios de información para destacar desajustes en las acciones oficiales y aprovechar carencias ideológicas que aún subsisten y motivaron el control mediante elecciones de la Asamblea Nacional.
Esta ha desempeñado yoda una labor destructiva, intentando desprestigiar las importantes misiones que hanllevado bienestar a la población, ayudando a acentuar la guerra económica desatada por el imperialismo y sus secuaces, de la cual ya han sacado provecho.
A ello se opone un presidente y el equipo gobernante que le acompaña para trazar y emprender, comprobar en el terreno –algo insoslayable– planes que van calando y mejorando todo lo que concierne al respeto de los derechos humanos, entre lo que sobresale la disminución de la pobreza a menos de un 5%.
Pero la experiencia debe servir para conocer acerca del modo como el Imperio ha trabajado para desestabilizar gobiernos progresistas y deponerlos mediante golpes suaves, que en Venezuela alterna con la violencia, tratando de crear una situación parecida a la que tuvo lugar en Ucrania.
Para ello ha repetido lo que ha hecho en otros escenarios: falsas huelgas de hambre, desinformación, manipulación mediática, creación y uso de redes sociales ilegales, todo lo cual se une a una guerra económica que persiste y genera inquietud ciudadana, no obstante realizaciones oficiales para controlarla.
Tal como en los preparativos de una guerra para conquistar la independencia –la libertad viene después–, Maduro ha tratado de juntar a la gente de buena voluntad, aunar criterios y prácticas, sin conceder ni anular principios de la Revolución Bolivariana en la construcción del socialismo.
El amigo y colega canadiense Jean Guy Allard, fallecido no hace mucho, y la estadounidense Eva Golinger explicaron como funciona la denominada Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID). Con base en archivos desclasificados del Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la copiosa información procesada por ellos muestra desde Iraq a Venezuela ese ente es uno de los mecanismos de inteligencia y desestabilización más activos del mundo.
No importa que sea expulsada y que su nombre no aparezca oficialmente, porque el poderoso caballero Don Dinero trata de manera cercana con organizaciones privadas, grupos de indígenas asociaciones de profesionales, religiosas y otras, penetrando particularmente en Venezuela en grupos políticos y estudiantiles opositores.
Precisamente, la ocupación por la oposición de plazas públicas, que luego desarrolló con las criminales “guarimbas”y atentados a chavistas, es una de las recomendaciones de Gene Sharp en su libro De la dictadura a la democracia, que debe ser acompañada con una bien planeada estrategia de relaciones públicas, donde intervienen personajes sobresalientes en el arte de mentir y tergiversar la verdad.
Es más, todo viene acompañado de una guerra sicológica que se pone al servicio de los peores planes de los poderosos del mundo.
Y es que nada ha cambiado en la mente de los gobernantes de EE.UU., desde que se independizó en 1776, en lo que se refiere al “mundo subdesarrollado” del sur, y esto está indicado en declaraciones del 2009 de la actual candidata presidencial demócrata y entones secretaria de Estado, Hillary Clinton:

“Nos preocupan líderes que son electos imparcial, libre y legítimamente, pero que después empiezan a minar el orden constitucional y democrático, el sector privado, los derechos de los pueblos de ser libres del hostigamiento, represión y participar plenamente en sus sociedades”.

Como ven, EE.UU. no desmaya en llevar a cabo todo tipo de subversión, y para ello no solo cuenta con la USAID, sino, como en Venezuela, con diversos mecanismos para plagarla de miseria y hacer fracasar los planes de ayuda a la población.
Contra esta contrarrevolución, muy activa, es la que se está luchando.

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