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Contra Rusia, no importa cómo

30 de mayo de 2014

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Por estos días serios comentaristas internacionales coinciden en señalar como una y otra vez la política de doble rasero domina en el quehacer oficial norteamericano, y traen a colación la actitud “indignada” de Estados Unidos ante la libre expresión del pueblo del este de Ucrania en seguir con variantes el ejemplo de Crimea y librarse del engendro financiado por el imperialismo en Kiev.
Al mismo tiempo, la prensa imperial trata de echar al olvido y tapar la injusticia hecha con Serbia al desmembrarle Kosovo, y, en este contexto, y teniendo en cuenta hechos similares, el presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró lo que había expresado a mediados de marzo pasado:
“Nuestros socios occidentales, encabezados por Estados Unidos, prefieren guiarse en política internacional por el derecho del más fuerte…  creen que solo ellos pueden tener la razón. Aquí y allá utilizan la fuerza contra países independientes, hacen aprobar las resoluciones que necesitan de las instituciones internacionales o, simplemente, las ignoran, como lo hicieron en Yugoslavia”.
Como se recordará, el 17 de febrero del 2008 la población mayoritariamente albanesa de Kosovo declaró su independencia de Serbia, bajo el auspicio de un importante número de países europeos y de Estados Unidos, por medio de la vía del referendo, pero ahora, imponen sanciones económicas y restrictivas a Rusia por su papel como garante de la consulta que resultó en la independencia de Crimea respecto de Ucrania, considerando que su población es mayoritariamente rusa y prorrusa, así como las posteriores del  este ucraniano, con resultados similares.
Es decir, si situaciones como estas fueran avaladas por Estados Unidos serían correctas, pero no lo es, cuando lo hace Rusia.
No aburre de ningún modo si se “refresca” lo que dijo en 1996 el  polítólogo estadounidense  Samuel P. Huntington: “La hipocresía, los dobles raseros y los “sí, pero no” son el precio de las pretensiones universalistas de Occidente y de Estados Unidos, que siempre ha sido una nación misionera…”.
“Se promueve la democracia, pero no si lleva a los fundamentalistas islámicos al poder; se predica la no proliferación nuclear para Irán e Iraq, pero no para Israel; los Derechos Humanos son un problema con China, pero no con Arabia Saudita”.  Poco ha cambiado en la actualidad.
En su libro Choque de las civilizaciones expuso que EE.UU. continuaría enfrentado a Rusia, luego de la disolución de la Unión Soviética, en razón de una pugna intercultural por el poder.
Cuando Estados Unidos agredió y desintegró Yugoslavia, y combatió a los serbios en Kosovo, propiciando posteriormente la secesión, lo hizo porque reconocía que Serbia comparte con Rusia el origen eslavo, la religión ortodoxa y una larga historia de alianzas (muchos llaman a Serbia “la Rusia de los Balcanes”).
Así, logró desplazar la influencia rusa de los Balcanes, hasta el punto en que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es ahora una amenaza occidental en las puertas de Moscú, considerando que EE.UU. y la Unión Europea están patrocinando la occidentalización de Ucrania. Al respecto, los “halcones” estadounidenses propiciaron ejercicios bélicos de unos15 países este mayo en territorio ucraniano.
Y es que Estados Unidos adopta en todo momento una prepotencia imperialista que le lleva a manipular e irrespetar el derecho internacional en la persecución de sus intereses, y una incesante guerra cultural, política, mediática, económica y militar-estratégica contra Rusia.
De acuerdo con medios estadounidenses, Obama pretende socavar el acuerdo que suscribió con Rusia, llamado “Nuevo START”, según el cual, ambos países pusieron fin a la denominada Guerra Fría, y en este sentido se comprometieron a reducir su arsenal atómico en dos tercios hasta el año 2018.
Estados Unidos ha sido el único en la historia en emplear bombas atómicas en agosto de 1945 contra las ciudades japoneses de Hiroshima y Nagasaki, provocando la destrucción de las mismas y miles de víctimas.
El mismo Gobierno norteamericano reveló en el 2010 que posee un arsenal nuclear de 5 113 ojivas activas y desplegadas, más otros miles no activas.
Tal actitud antirrusa cobró fuerza cuando Moscú acogió la solicitud de asilo de Edgard Snowden, un analista que denunció los métodos anticonstitucionales norteamericanos para espiar al mundo. Revelaciones que no sorprendieron a Rusia, que ha vivido el espionaje de una potencia cuya administración es manejada por un complejo militar-industrial, más empresas de telecomunicaciones destinadas a vigilar al mundo en todas sus esferas.

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