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Comparación absurda y engañosa

30 de abril de 2021

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El Instituto Internacional de Estudios para la Paz con sede en Estocolmo, Suecia, es una institución que desde los tiempos de la llamada “guerra fría” se dedica a la investigación y al análisis numérico de los gastos militares en el mundo y emite cada cierto tiempo –por lo general, anualmente– lo resultados de sus indagaciones.

Aunque no queden aún muy claras sus fuentes precisas de información, tales resultados son en buena medida aceptados y divulgados por medios de prensa internacionales y otros centros que los utilizan como apoyo a sus estudios y deducciones.

Al divulgar las cifras millonarias de esos gastos, se hace evidente que, si viviéramos en un mundo de otra naturaleza, gran parte de ellos pudieran dedicarse a mejorar los niveles de vida de la población universal y concentrados en salud, educación, alimentos, vivienda, medio ambiente. Se señala actualmente que, en medio de los terribles tiempos de Pandemia COVID-19, los gastos militares de las principales potencias mundiales lejos de haber descendido, han ascendido durante el año 2020.

Llegar a una conclusión simplemente aritmética a este respeto no deja de ser absurdo y engañoso –aun cuando pueda no ser la peor intencionada– y evade la raíz y la verdadera esencia de tal situación que, por otra parte, enriquece sin cesar a los mercaderes de la guerra, a los grandes fabricantes de armamentos y aeroespaciales del capitalismo.

Trazar un engañoso signo de igualdad, por ejemplo, entre los cinco principales países fabricantes de armamentos significa ignorar deliberadamente que la soberanía, la integridad territorial y el característico sistema social de dos ellos –China y Rusia– se encuentra permanentemente amenazado y hostigado por los otros tres –en particular por Estados Unidos– cuyos gobernantes han tejido históricamente todo tipo de alianzas agresivas contra ellos e interferido abiertamente en los asuntos internos de ambos.

En cuanto a los países del llamado Tercer Mundo –en Asia, África o América Latina– que han decidido seguir un camino propio e independiente lejos del dictado imperialista, se conoce que están también permanentemente amenazados, bloqueados y asediados y deben realizar esfuerzos extraordinarios para sostener los gastos de defensa que les permitan una resistencia digna y victoriosa.

Una comparación entre Siria y Libia salta a la vista. Un engaño miserable fue la supuesta disolución de la OTAN a cambio de la desaparición del Pacto de Varsovia.

Como afirmó certeramente Fidel Castro, “quienes no aprenden esta lección, no sobreviven el error”.

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