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Como para no creer…

17 de junio de 2016

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Era lógico que se armara el revuelo en pleno desarrollo de las sesiones de trabajo de la ONU, cuando, en un hecho sin precedentes, se nombró a Israel al frente de la Comisión Legal de esa institución, la misma que ha sido ignorada por los gobiernos sionistas y el respaldo de sus similares de los Estados Unidos.
Sin lugar a dudas muchos, entre los que me incluyo, no pensamos jamás que la ONU pudiera certificar este paso, a sabiendas de que es Israel el país que más viola el derecho internacional, más cuando a lo largo de varias décadas ha ignorado las resoluciones de la propia ONU que exigen el respeto a los derechos humanos en la Palestina masacrada por los gobiernos de Tel Aviv.
El precedente que se crea con este nombramiento es todavía más ambiguo y peligroso, si se tiene en cuenta que su candidato, el embajador israelí Danny Dannon, recibió 109 votos a favor, 43 en contra y 23 abstenciones.
Es decir, que más de cien países se plegaron a la propuesta que, por supuesto, fue defendida a capa y espada por el gobierno de los Estados Unidos.
“Estoy muy orgulloso de ser el primer israelí en ser elegido a la presidencia de una comisión de la ONU”, dijo Dannon a los periodistas.
Por su parte, el vice embajador de EEUU en la ONU, David Pressman, reaccionó con irritación a las críticas contra el nombramiento de Israel para la comisión. “Necesitamos una ONU que incluya a Israel y acerque a Israel, no una que le excluya”, afirmó.
En el sitio web de The Times of Israel, se puede leer que la elección de la entidad sionista fue asegurada gracias a las presiones de los países occidentales.
Uno de los primeros en reaccionar ante tal hecho fue el representante palestino ante la ONU, Riyad Mansur, quien calificó el hecho como negativo y causante de divisiones en el seno de la organización mundial. Israel representa la ocupación de la tierra palestina y por tanto no debe ocupar tal responsabilidad, insistió.
En tanto, el representante de Yemen, Jalid Alyemani dijo que un país que viola las leyes internacionales no puede decidir sobre cuestiones jurídicas en la ONU.
De igual forma mostraron su rechazo con el nombramiento, la Liga Árabe y la Conferencia Islámica; mientras que el embajador iraní, Golam Ali Joshru, dijo que la elección del diplomático de Israel perjudica la credibilidad de las comisiones de Derechos Humanos y las leyes internacionales.
Y, mientras esto ocurría en Naciones Unidas, en Tel Aviv, el primer ministro, Benjamín Netanyahu se pronunció contra la adopción de una iniciativa de paz de la Liga Árabe.
En una reunión a puertas cerradas de los ministros del Likud, Netanyahu afirmó que si ellos presentan la propuesta y nos dicen “tomadla o dejadla, nosotros le diremos que la dejamos”.
La propuesta árabe se basa en lograr una paz global que incluya la retirada israelí de los territorios ocupados en 1967, incluyendo el Golán sirio.
Francia, que actualmente se pronuncia por hacer viable la iniciativa de paz árabe, advirtió al Premier israelí que seguiría adelante en esa idea.
Todos estos elementos se suman a otras centenares de veces en que los gobiernos sionistas de Israel se han opuesto a toda iniciativa que lleve a la paz en la zona, fundamentalmente, reconociendo el derecho de los palestinos a su propio Estado, como lo establecen las resoluciones de la ONU.

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