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Comando Sur: ¿sustituto de la OEA?

25 de octubre de 2023

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Indignada a la vez que sorprendida y aún anonadada ha quedado la opinión pública mundial ante las declaraciones de la actual jefa del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos (entidad concebida para la intervención y el control militar del Imperio yanqui sobre Latinoamérica y el Caribe), pretendiendo decidir lo que deben ver y escuchar los pueblos de esta región, impidiendo así la posibilidad de que tengan acceso a cualquier otro punto de vista alternativo que no sean los consorcios informativos de Estados Unidos o sus asociados, servidores y repetidores sobre el terreno.

No es, por supuesto, la primera vez que tal delirante pretensión imperial se proclama sin pudor y procedente de los mismos que, por otra parte, hacen votos cínicamente en favor de una “libertad de expresión” como ellos solo la entienden y manipulan. La opinión de esta señora es consecuente con la misma que expone la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) desde hace muchos más años y ha fracasado.

Lo curioso y llamativo, en esta ocasión, es que procede de un organismo militar, que está siendo utilizado cada vez más reiteradamente como vocero y emisario de cuestiones políticas y económicas, como fue su reciente intromisión acerca de lo que debe hacerse con las riquezas del litio y su explotación en Latinoamérica.

Vale la pena preguntarse si es que el Imperio, en su decadencia, no confía ya en la desprestigiada y anacrónica Organización de los Estados Americanos (OEA) -hoy regida por el impresentable e incompetente Almagro- y prefiere encarar directamente y cara a cara las problemáticas donde ha sido colocado a la defensiva y pretende recuperar espacios que ha venido perdiendo, como el de la información, donde antes reinaba en solitario y absoluto desempeño.

Indudablemente que las nuevas tecnologías de la comunicación han cooperado a una situación como la actual en donde, según la jefa militar, 31 millones de personas como promedio tienen ya acceso a fuentes de información que no emiten las opiniones del Imperio y sus semejantes, dando la posibilidad de que esas audiencias se formen opiniones independientes y desvinculadas del catecismo imperial y neoliberal y poniendo punto final, en este sentido, al “pensamiento único” de los hasta ayer todopoderosos. Ella “acusó” a Telesur, Sputnik y Rusia Today; pudiera añadir a Prensa Latina, Radio Habana Cuba, Cubavisión Internacional o diarios como La Jornada (México) o Página 12 (Argentina), por citar solo algunos medios que se niegan a reproducir la óptica imperial.

La intervención militar yanqui en el campo de la información no correrá mejor suerte de ahora en adelante.

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