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Colaboración necesaria

12 de diciembre de 2018

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Ante las amenazas de Estados Unidos tanto en el orden militar y económico, Rusia y China han respondido con el reforzamiento de su colaboración, al tiempo que proclaman una política de paz que ha hecho posible la consolidación de la Organización de Cooperación de Shangai, inspirada en el esfuerzo de ambas naciones.
En su más reciente reunión, la OCS se vio obligada a tratar profundamente el problema de la defensa, obligada por las continuadas amenazas a la región preconizadas por Estados Unidos, pero subrayando que sustenta como tareas principales la profundización de la cooperación en el mantenimiento de la paz y el logro del orden mundial económico y político sobre los principios de la democracia y justicia.
Es un organismo de grandes potencialidades, cuyas prioridades consisten en afianzar la seguridad regional y contrarrestar las amenazas del terrorismo, el separatismo, el extremismo, el narcotráfico y la delincuencia organizada. Pero también grandes posibilidades en los ámbitos económico y humanitario.
Aunque Washington pone el grito en el cielo ante la cada vez mayor fortaleza y cohesión de la aún joven OCS, esta no constituye netamente un bloque militar, no obstante haya ejecutado maniobras antiterroristas en las que tropas chinas y rusas demostraron su potencia.
La coordinación política de Rusia, China, Kazajastán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, y naciones observadoras de distintos matices que asisten a sus cumbres, como la India, Irán, Mongolia y Paquistán, se plasma en la búsqueda de consenso respecto a los temas regionales e internacionales, en tanto la cooperación económica y comercial tiende a reforzarse en una zona en la que abundan los recursos minerales y agrícolas.
De hecho, la propia existencia de la OCS sirve de escudo para la penetración de influencias externas que, como Estados Unidos, tratan de sembrar bases militares y aislar a naciones que no le son afines.
El entendimiento ruso-chino sirve de acicate al impulso de la OCS y se complementa con el ascendente poder económico, comercial y financiero de China, al que se empieza a sumar Rusia, que, sin dudas, contribuye a reforzar la integración y la alianza política. Ello puede ser el mejor exponente para evitar que Estados Unidos implante su dictado económico, financiero, tecnológico y militar.
Tal interés hace, subrayo, que Washington y sus aliados de la OTAN observen con preocupación la cohesión de la Organización de Cooperación de Shangai, cuyo quehacer indica que puede ser un polo alternativo a la pretensión estadounidense.
La consolidación de la OCS empieza a cosechar prestigio y confianza política, cuando llama a fortalecer el multilateralismo, cooperar en la reforma de la ONU y crear una zona libre de armas nucleares en Asia Central.
También a mejorar la seguridad de la información internacional y establecer una asociación confiable en materia energética que favorezca la seguridad y la estabilidad en la región y en el mundo en general, donde pudiera desempeñarse cual factor de contención al expansionismo de EE.UU. y la OTAN hacia el Oriente.
La OCS solo es un ejemplo particular de la colaboración de dos potencias nucleares miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que enfocan de manera igual la solución de los problemas internacionales candentes, así como hallan formas de enfrentar la grave crisis económica insuflada por Estados Unidos.

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