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Cielo tormentoso…

11 de febrero de 2018

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Israel siempre ha creído que tanto palestinos, como sirios y de otras naciones árabes, o los iraníes, tienen que aceptar las reglas de juego de los gobiernos sionistas de Tel Aviv, respaldados en todos los órdenes por las administraciones norteamericanas.

Es por eso, que cuando los palestinos se rebelan ante sus desmanes contra Gaza y Cisjordania, Israel acude a la fuerza de sus tropas y la fortaleza de sus medios blindados y otros que matan personas indefensas, incluyendo niños y destruyen cuanta infraestructura pueda existir en las zonas habitadas por árabes.

Respecto a Siria, el gobierno de Israel, además de mantener ocupado por décadas el territorio de los Altos de Golán de la nación árabe, ha servido de punta de lanza militar contra el ejército sirio y por ende contra la población de ese país.

Durante los cinco años de guerra que ha sufrido Siria por terroristas del Estado Islámico y del Frente Al Nusra, apoyado este último por Estados Unidos, Israel ha jugado un rol no menos comprometido con quienes quieren derribar al gobierno de Bashar al Assad.

Tanto los servicios de inteligencia como las fuerzas armadas y la aviación israelí, han participado solapada y directamente para dar cobertura de apoyo a los terroristas infiltrados en la nación árabe.

El gobierno sirio lo sabe, y lo ha denunciado una y otra vez, y ha tratado de evitar un conflicto de proporciones incalculables donde se involucren sus fuerzas y las del agresor israelí.

Pero las provocaciones han llegado a su clímax y este fin de semana la aviación siria derribó un avión militar de Tel Aviv cuando incursionaba su espacio y bombardeaba objetivos militares e instalaciones civiles.

Siria cuenta con medios y fuerzas para contener esta burda agresión y así lo hizo. Sus misiles tierra aire irrumpieron en el éter y derribaron el F-16 militar en pleno territorio sirio.

Sus ocupantes se catapultaron y cayeron a tierra heridos, falleciendo más tarde el piloto cuando se le prestaba atención hospitalaria.

Según el sitio Al Manar, el pasado sábado, se realizó un gran combate entre la Fuerza Aérea israelí y la Fuerza de Defensa Aérea de Siria sobre la región ocupada de Golán, al Sur del Líbano y la región oeste de Damasco.

En una batalla que duró horas, los aviones de guerra israelíes y los sistemas antiaéreos sirios intercambiaron fuego, literalmente decenas de misiles fueron lanzados, señala el medio digital de la prensa libanesa.

La incursión aérea israelí fue precedida de todo un barraje de información falsa en la que se decía que “un dron iraní había violado el espacio aéreo de Israel”, argumento usado para emprender los ataques contra puestos militares de Siria.

Al respecto, el Comando de las fuerzas armadas locales aseguró que el “dron es sirio y estaba llevando una misión normal contra los terroristas del Estado Islámico en el país, específicamente en la zona de Badiyah”.

Y esta conclusión coincide con los comentarios del diario israelí Haaretz poco después del ataque: “El presidente sirio, Bashar Assad, ha pasado de la etapa de las amenazas a la etapa de acción después de que su ejército haya recuperado el control de más del 80% del territorio de Siria”.

Tanto el avión militar israelí derribado cuando bombardeaba territorio sirio, como el dron que los israelíes califican de “iraní”, forman parte de un escalada peligrosa que responde no solo a los intereses de Tel Aviv, sino, fundamentalmente, a una estrategia estadounidense para la región del Oriente Medio, donde se pretende involucrar a Irán so pretexto de mantener e intensificar la actual campaña mediática y amenazadora contra la nación persa, que brinda su apoyo a Siria en la lucha contra el terrorismo.

Esta vez el cielo se torna tormentoso y resultan los intereses sionistas y el apoyo de Estados Unidos, los causantes de una escalada que puede derivar en una guerra de grandes dimensiones.

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