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Chile: otro reto difícil

29 de octubre de 2020

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Hace un año nadie pensaba que la fuerza del pueblo chileno, con los jóvenes al frente, iban a conseguir en un plebiscito la modificación de la Constitución pinochetista, que entroniza el neoliberalismo y asegura jugosas bolsas a la minoría que gobierna, en tanto el pueblo se ve abandonado en toda la línea que constituyen los derechos humanos, sin trabajo, sin educación ni salud, y a expensas de la epidemia de la COVID-.19, que hace estragos en el país, debido a la negligencia en la asistencia oficial.

Ahora, en una proporción impensada de cuatro a uno, el pueblo, ese que ha estado meses y meses en las calles enfrentando la represión, se volcó contra los deseos del pinochetista presidente Sebastián Piñera, y ahora espera escoger una convención consultiva que dé fuerza a un necesaria Carta Magna, que desbroce el camino hacia una real independencia, sin trabas de quienes desde 1973 disfrutan de riquezas sin derecho a poseerlas.

Para el 11 de abril, se espera la modificación de la Constitución, para lo cual Piñera y sus acólitos se preparan en una estrategia desvergonzante que birle lo que al pueblo le atañe.

 

Maniobra piñerista

Y aunque se habla de que no serán escogidos ningún diputado actual, Piñera apoyará a un nuevo cuerpo legislativo, con el avieso fin de corromperlo como hizo en gran parte con el anterior, no importa que los 155 diputados se denominen socialistas, o socialdemócratas o socialcristianos, quienes han estado disfrutando de continuados aumentos salariales.

Los más recientes montos fueron destinados principalmente para solventar los gastos asociados a la labor parlamentaria de cada diputado y diputada, como, por ejemplo, el arriendo de oficinas, los traslados, la difusión en medios de comunicación y medios de telefonía, entre otros.

A pesar de la escandalosa e indignante asignación considerando el sueldo millonario con el que ya cuentan diputadas y diputados, desde la Cámara “justificaron” que no hay mayores gastos producto a que los recursos adicionales provienen de ahorros efectuados por la administración del parlamento.

Esta explicación de todas formas representa una bofetada en la cara de cada trabajador, quien con suerte logra alcanzar el bajo sueldo mínimo destinado en el país.

Y aunque existen iniciativas para disminuir los sueldos inalcanzables de diputados y senadores, como el proyecto de Boric y Jackson, del Frente Amplio, para reducir la dieta parlamentaria en la mitad, ésta se mantiene congelada en la cocina parlamentaria desde que los ex dirigentes estudiantiles entraron al congreso.

Pero no solo la falta de avance del proyecto es lo cuestionable, sino también la propuesta de reducción que, a pesar de ser una progresiva, es totalmente insuficiente y sigue manteniendo las dietas millonarias de este grupo de políticos.

Y esto, increíblemente, se ha mantenido hasta nuestros días en el plano laboral, porque en otros abundan los abusos y la triste realidad de que la vida del chileno vale cada vez menos en esta larga etapa neoliberal.

Así, para hacer lo que se debe hacer contra quienes detentan el poder y se apoderan de las riquezas es indispensable mantenerse unidos, evitar la dispersión partidista y escoger bien a quienes se les entregue la sagrada misión de modificar la Constitución pinochetista, para que no se olvide a quienes no tienen nada y se den más prebendas a quienes lo tienen todo.

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