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Cepal pasa balance

21 de septiembre de 2015

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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha dado a conocer que nuestra región cumplió de manera satisfactoria varias de las metas fijadas por las Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) aprobados en el año 2000 por 189 países que entonces formaban ese organismo mundial.

Necesario es consignar, antes de seguir adelante, que es la CEPAL una de las escasas instituciones internacionales de esa naturaleza que mantiene incólume su prestigio y profesionalidad y cuyos estudios e investigaciones son recibidas con credibilidad y respeto por los diferentes factores políticos, económicos y sociales latinoamericanos y caribeños.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, la información recién brindada por la CEPAL merece ser recogida con atención y extraer de ella las debidas conclusiones, en particular en lo referente a la pobreza extrema, el hambre, la mortalidad infantil, el SIDA, la sostenibilidad del medio ambiente y el acceso al agua potable.

Se apunta que la región de América Latina y el Caribe recibe actualmente solo 7,6 por ciento de la ayuda mundial oficial para el desarrollo, en comparación con 14 por ciento que llegó a recibir en la década de los 60.

En medio de tales cifras alcanzadas por el subcontinente, queda claro que los programas de inclusión social lanzados en años recientes por los diversos gobiernos progresistas y de raigambre popular llegados a la conducción de diversos países de esta región han jugado un importante papel en la obtención de tales logros, impensable en los años en que las recetas del neoliberalismo y del Fondo Monetario Internacional dominaban la escena.

No basta con los precios elevados de las materias primas, los hidrocarburos y otras “commodities”, si ello no va acompañado a una política de independencia económica, defensa de los recursos naturales y distribución justa de los ingresos y las riquezas. Evitando el saqueo voraz de los poderosos.

Esto último es lo que ha ocurrido en este conjunto de países a que nos referimos y que han servido de cimiento a alianzas solidarias como el ALBA-TCP, PETROCARIBE o MERCOSUR, que no han sido ajenas a lo ocurrido.

Ello explica, por otra parte, las maniobras sucias, conjuras e intrigas y conspiraciones de vasto alcance que intentan poner en práctica el imperialismo norteamericano y sus oligarquías locales asociadas y cómplices para revertir de cualquier manera la situación actual en los países latinoamericanos y caribeños cuyos gobiernos han colocado la justicia social y el beneficio popular en el centro de sus prioridades.

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