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CELAC: Una fortaleza en La Habana

26 de enero de 2014

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Desde algunos puntos de la geografía donde se les ha dado guarida a connotados terroristas y trasnochados enemigos de Cuba y de América Latina, se escriben o salen al éter a través de la radio y la televisión, todo tipo de diatribas contra la celebración en La Habana de la II Cumbre de la CELAC.
La rabia manifiesta se ha querido llevar, incluso, hasta a los que dentro del país se benefician de sus bondades humanas y solidarias, mientras, por detrás, tratan de clavar el puñal de apátridas y mercenarios, asalariados al servicio de la potencia imperial.
Pero lo que sí está claro para todos es que La Habana se ha convertido en una verdadera fortaleza con la celebración aquí de la Cumbre de 33 jefes de Estado y Gobierno de América Latina y el Caribe.
Los asalariados del imperio y algunos grandes medios europeos y norteamericanos se han cogido el dedo con la puerta una y otra vez y como para ponerle la tapa al pomo, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, asistirá a la cita, como también lo hará el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
¿Qué potencia se reúne en Cuba?
Pues la representación de unos 600 millones de habitantes de esta parte del mundo, donde los organismos económicos internacionales y las Naciones Unidas han reconocido avances tangibles, principalmente en la esfera social de nuestras naciones.
Es una región que aporta al mercado mundial  de alimentos el 59% del café; el 54% de la soja y el 36% del azúcar.
Posee América Latina y el Caribe un 20% de las reservas mundiales de petróleo con 340 000 millones de barriles.
Pero lo más importante no es solo contar con esos valiosos recursos energéticos y alimentarios, sino que los mismos se pongan al servicio de los pueblos.
No fue casualidad la reacción de Estados Unidos y algunos países europeos, cuando, por ejemplo, Bolivia nacionalizó los fundamentales recursos mineros; o cuando Venezuela dio un giro de 180 grados en sus relaciones con el mundo de los hidrocarburos terminando la dependencia con empresas norteamericanas; o cuando Brasil decidió dedicar una gran parte del dinero que se obtiene del petróleo, a los planes de salud y educación que lleva adelante la presidenta Dilma Rousseff.
No olvidar nunca que, igual que lo ocurrido al triunfo de la Revolución Cubana, cuando asesinos, terratenientes y empresarios  de la isla hicieron maletas y se embarcaron hacia Miami, ha ocurrido con figuras claves de la oligarquía venezolana, boliviana, ecuatoriana y de otros países, que han alcanzado refugio seguro junto a los Luis Posada Carriles y otros de su calaña que se pasean por las calles de esa urbe de La Florida.
Los mandatarios que se dan cita en La Habana esta semana representan a una región que, además, tiene el 65% de las reservas mundiales de litio, el 42% de plata y el 38% de cobre.
Muchos de estos recursos, como el litio boliviano, ya se extraen de la tierra por compañías nacionales y constituyen un preciado soporte a los ambiciosos programas sociales emprendidos por el presidente Evo Morales.
La CELAC está compuesta por países donde la mayoría de los gobiernos actuales apuestan a la unión con diversidad, donde se puedan ejecutar amplios planes de desarrollo sostenible y de crecimiento palpable.
Hoy América Latina y el Caribe ha llevado la alfabetización al 97,1% de sus habitantes y uno de cada cuatro de ellos alcanza los estudios universitarios.
La esperanza de vida al nacer es de 75 años y todavía 19 niños menores de cinco años mueren por cada mil nacidos vivos.
No obstante, cada día son más los planes que involucran a los ciudadanos más pobres en la atención a su salud de forma gratuita y con calidad.
Sucede igual con la tasa de desempleo, esa que crece por año en las capitales europeas y del mundo capitalista desarrollado, y que en la región de la CELAC refleja decrecimiento palpables, que apenas llega al 6,5%.
Los retos que quedan son muchos y grandes. Hay que sacar de la pobreza a 164 millones de seres humanos que todavía viven en esa situación, pero no hay dudas que, unidos, como pretende y por lo que trabaja la CELAC, no habrá imposibles en esta gran batalla.
Esa fortaleza, la de la unión latinoamericana y caribeña es la que está reunida en Cuba, la isla solidaria que se levanta con su ejemplo batallador no para dar lo que le sobra, sino para compartir lo que tiene.

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