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CELAC: consolidación, avance y ascenso

18 de marzo de 2024

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La VIII reunión Cumbre al más alto nivel de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ha tenido lugar en Kingstown, San Vicente y las Granadinas, y ella coincidió con el décimo aniversario de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, un acontecimiento que en sí mismo merecía toda la atención, reconocimiento de su vigencia e impulso hacia el futuro.

Por vez primera un evento de este tipo en el seno de la CELAC se efectuaba en una pequeña isla del Caribe oriental y anglófono que, no obstante, demostró con su presidencia pro tempore bajo el primer ministro Ralph Gonsalves ser una nación digna, capaz y eficiente, en condiciones de asumir tales responsabilidades ante la región y el mundo.

La frase martiana que encabeza estas líneas -tomada del memorable, histórico y vigente ensayo Nuestra América- se cumplió en esta ocasión inspirada en el no menos presente legado bolivariano: fue la continuación del recuento y de la marcha unida…

Ambas son indispensables para la paz, la integración, la cooperación y la solidaridad, que son la única posibilidad de progreso, soberanía y prosperidad para el antaño “patio trasero” del imperialismo norteamericano, tras los siglos de dominación y explotación colonial europea.

No en balde el líder actual de la Revolución Cubana Raúl Castro -quien la presidió entre 2014 y 2015- la calificó como “nuestra obra más preciada. Simbólicamente, consolida el concepto de una región unida y soberana, comprometida con un destino común.”

La creación de la CELAC -cuya presidencia pro tempore por un año acaba de ser asumida por Honduras en la persona de su mandataria Xiomara Castro de Zelaya- fue consecuencia de un largo y abnegado proceso de unidad en la diversidad, conciliación, de ideas, voluntad férrea y firmeza inteligente y creadora, donde brillaron líderes como Hugo Chávez y Fidel Castro; como Lula y Kirchner; Rafael Correa y Evo Morales; transitando hasta nuestros días con Nicolás Maduro, López Obrador, Luis Arce y Gustavo Petro, junto a los presidentes y primeros ministros del Caribe oriental en sus diversos mandatos.

La CELAC resistió exitosamente la prueba del tiempo frente a la constante agresión imperialista, sus afanes de división y fisuras, su conspiración constante para hacerla fracasar y finalmente hacerla desaparecer. En este caso, el “divide y vencerás” imperial no ha podido consumarse.

Por el contrario, la Cumbre de San Vicente y las Granadinas mostró una organización consolidada, en avance y ascenso, que reafirma la unidad en la diversidad, que no cede en sus principios y reconoce el diálogo y la negociación como insustituibles para ser una zona de paz extendida hacia el futuro.

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