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Cataluña; octubre negro

25 de octubre de 2019

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Ni siquiera la proximidad de las elecciones contuvo la ola de movilizaciones que estremeció a esa autonomía durante casi todo el mes de octubre y mucho menos la presencia hace solo unos días de Pedro Sánchez, presidente en funciones del Gobierno español.

Todo lo contrario. El no querer recibir al presidente catalán, Quim Torra, quien además es independentista y ni siquiera escuchar por vía telefónica al alto funcionario, alentó aún más a quienes se manifiestan en las calles a favor de la independencia.

No recibió al dirigente catalán por “no haber condenado de forma explícita la violencia” y por “ignorar a la mitad de los catalanes que no apoyan la recesión, destacaron medios de prensa.

Lo cierto es que Cataluña vive una oleada de protestas en rechazo a la decisión del Tribunal Supremo español de imponer penas de prisión por un total de 100 años a nueve líderes por el intento de ruptura con España mediante el referéndum unilateral de autodeterminación el 1 de octubre de 2017.

Varios dirigentes de diversos partidos condenaron la actitud del Presidente español y sobre todo que en su fugaz visita  solo visitara a los policías heridos en las calles y no a los manifestantes hospitalizados.

Según algunos expertos Sánchez pensaba que la sentencia del Tribunal Supremo tendría un efecto calmante, pero resultó todo lo contrario.

Y es que la agenda de los partidos pro independencia no tiene como objetivo prioritario los comicios generales del 10 de noviembre, sino seguir presionando al Estado español.

Por tanto, opinan analistas, estos comicios volverán a dejar de lado las cuestiones económicas y sociales que preocupan a la inmensa mayoría de los españoles.

Con ello se crearía una peligrosa situación política, en momentos cuando la recesión amenaza con erosionar la débil recuperación económica registrada en los últimos años.

Debe recordarse que durante años el independentismo catalán se caracterizó por protagonizar masivas manifestaciones de carácter pacífico pero el nivel de intensidad de las protestas ha aumentado, dando lugar a múltiples episodios de disturbios.

No es un problema coyuntural. Cierto que constituye la exigencia de una buena parte de los catalanes, lo que resulta extremadamente complejo por la vía legal. Uno de los problemas fundamentales es el artículo 155 de la Constitución del país que priva a Cataluña, momentáneamente, de las competencias de autonomía política.

Otro elemento a tener en cuenta es que no todos los catalanes están a favor de la independencia.

Los problemas de Cataluña no se resolverán en los próximos comicios, mucho menos en las calles, sino mediante el necesario diálogo entre las partes en conflicto con el fin de encontrar una respuesta a la crítica situación creada.

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