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Cambiando el equilibrio

15 de mayo de 2014

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El más reciente acuerdo energético entre Rusia y China acaba de consolidar la alianza estratégica entre ambas naciones, estabiliza el equilibrio de fuerzas en el mundo y es una respuesta a la actual política de aislamiento que lleva a cabo Occidente contra Moscú, que tiene hoy su punta de lanza en el ilegal régimen neofascista instaurado en Ucrania.
Se equivocaron los “tanques pensantes” del Imperio al promover sanciones que han hecho mayor el distanciamiento entre fuerzas que debían tratar de borrar el espíritu de “guerra fría” aun prevaleciente, ya que reveló el nacionalismo ruso latente, a pesar del fuerte golpe recibido con la desintegración de la Unión Soviética, así como la solidez del vínculo chino-ruso, que  podría tener su climax con un acuerdo político-militar.
En saco roto han caído las exhortaciones de Beijing a la colaboración, por lo que Estados Unidos y sus socios europeos, inmersos en la política de aislamiento a Rusia, con sanciones a las que Moscú dice no temer, lo que han hecho es acelerar el reequilibrio de fuerzas a nivel mundial, como respuesta lógica a la injerencia.
En este contexto, el periódico Diario del Pueblo, órgano del Partido Comunista de China, destacó la figura de Vladimir Putin, al señalar que hizo que Occidente se diera cuenta que “en una guerra fría no hay vencedores”, mientras otro periódico chino, Global Times, aseguró que “en comparación con Rusia y Putin, EE.UU. y Europa parecen tigres de papel”.
Global Times también sostiene que Occidente “subestimó las intenciones de Rusia de defender sus intereses fundamentales en Ucrania”, y criticó la estrategia imperial de apoyar al autoproclamado gobierno prooccidental de Kiev.
Lo cierto es que la errada política represiva contra las áreas rusoparlantes del este que intentan seguir el ejemplo de Crimea de adhesión a la Federación Rusa, demuestra que los jerarcas occidentales no tienen ni la fuera ni la sabiduría para solución alguna..
Por el contrario, la crisis de Crimea demostró que Rusia está dispuesta a proteger a sus ciudadanos, pese a las amenazas de Occidente, y la cooperación con China reveló que, inevitablemente, es uno de los principales rumbos estratégicos de la política energética del Kremlin a largo plazo.
Como reveló el consejero de la embajada china en Moscú, Zhang Di, su país está interesado en el desarrollo de la cooperación bilateral en el sector petrolero. De hecho, las palabras del diplomático se confirmaron con pasos concretos como la firma de un acuerdo con Rusia sobre la compra de petróleo por 350 000 millones de dólares durante los próximos años.
Recordaron fuentes alemanas que solo en abril las importaciones chinas alcanzaron 2,72 millones de toneladas de petróleo, una cifra récord del comercio entre Rusia y China en las últimas décadas. Actualmente, el volumen de las exportaciones rusas constituye el 12% del importe petrolero total chino, el nivel más alto en los últimos siete años.
Expertos señalan que, con el telón de fondo de la contraproducente postura de Occidente hacia Rusia, Moscú redirigirá sus exportaciones de petróleo y de gas, lo que llevaría a un significativo aumento de los precios del gas y el petróleo en Europa, que recibe alrededor del 30% del gas natural ruso.
Pese a los intentos europeos de diversificar su abastecimiento energético, las alternativas como, por ejemplo, los prometedores yacimientos de esquisto de Polonia, aún tienen que ser exploradas más profundamente.
No obstante, como sostiene la revista  norteamericana Forbes, el sector petrolero es solo la punta del iceberg de las relaciones comerciales, que tuvieron un magnífico momento en este mes, subrayo,  con la firma de un contrato entre la empresa rusa Gazprom y la china CNPC para las importaciones de gas ruso.
Asimismo, las sanciones norteamericanas contra entidades bancarias rusas han sido han sido una clara señal para Moscú de la necesidad de modificar su sistema financiero, por lo que ya hay negociaciones para aumentar la presencia rusa en el sistema nacional de pagos China Union Pay.
Además, ello ha impulsado varios proyectos pendientes de infraestructura, así como al sector nuclear y de la aviación, por ejemplo con la construcción de centrales flotantes, reactores para naves espaciales y el proyecto conjunto de un helicóptero de transporte pesado.
Las relaciones económicas con China, a diferencia de las relaciones con EE.UU. o la UE, corren menos riesgos políticos y son mutuamente beneficiosos.
Es decir, la agresiva y torpe política de Occidente ha logrado un importarte cambio de equilibrio a favor del bloque del este, por solo designarlo con un nombre.
Y es que no han tenido en cuenta que Rusia ocupa un lugar central en la estrategia de desarrollo de China, al garantizar la seguridad energética de la nación socialista, mientras que esta comienza a reemplazar a algunos socios occidentales, y facilita el acceso moscovita a mercados de Asia Oriental considerados el futuro de la política y económica mundial.

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