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¿Califato en el 2014?

2 de julio de 2014

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Julio de 2014. Me parece bastante el tiempo transcurrido desde el fin de la Primera Guerra Mundial, cuando el último califato del imperio Otomano desapareció de la faz de la tierra y nuevas formas de compartimentación geográfica y poblacional se abrieron paso y hasta fronteras artificiales se trazaron en el mapa geopolítico mundial.
Quizás por su lejanía en el tiempo y la apropiación del mundo por lo que se ha dado en llamar modernidad, resulte tan extraño y fuera de época la decisión del grupo militar extremista Estado Islámico de Irak y el Levante, que tiene en jaque a las poblaciones iraquíes y de algunas zonas de Siria.
En este caso esa milicia fundamentalista ha proclamado a su jefe, Abu Bakr al Baghadadi, como califa y desde ahora se le conocerá como el Califa Ibrahim, gobernante de todos los musulmanes en esa área geográfica.
Desde Alepo, al norte de Siria, hasta la provincia de Diyala, en el este de Irak regirá, según este grupo, la ley islámica interpretada por ellos como una concepción extrema y excluyente.
Los líderes de este autoproclamado califato han demandado a todos los musulmanes a “jurar lealtad” al jefe Ibrahim y rechazar todo aquello que provenga de Occidente.
Vale recordar que esta forma de gobierno se origina, según la ley islámica, de la elección del califa establecida luego de la muerte de Mahoma en el 632.
Se estima que, al no nombrar su sucesor el profeta Mahoma, en aquellos primeros años del Islam surgieron las divisiones entre chiitas y sunitas que existen hoy.
Para los chiitas, tras la ausencia física de Mahoma debió seguirse la línea de designar a un familiar de éste como continuador, mientras los sunitas exigieron elegir a un califa cercano a Mahoma.
La historia recoge que el imperio musulmán con un califa como líder llegó a gobernar desde el Medio Oriente y Asia Occidental hasta el norte de África y España.
El gran califato del imperio Otomano fue abolido por el entonces líder turco Kemal Ataturk, luego de un proceso de decadencia que incluyó la modificación de las fronteras de los territorios ocupados por las grandes potencias imperiales de Europa.
En ese caso estaban países como Irak y Siria, cuyos límites se re-establecieron en 1916 mediante el acuerdo de las potencias británica y francesa.
El califato ahora proclamado por los grupos armados del llamado Estado Islámico de Irak y el Levante, se considera una iniciativa del extremismo sunita, que de ninguna forma será reconocida por los chiitas, ni por otros estados musulmanes, de acuerdo con la BBC.
La propia fuente refiere que el mayor peligro ante el avance del Estado Islámico lo enfrentan hoy “los países vecinos de Irak y Siria: Líbano, Jordania y Arabia Saudita.
En tales circunstancias, el gobierno iraquí actual ha adoptado medidas de aprovisionamiento militar, incluyendo la adquisición de aviones de combate rusos para hacer frente a estos grupos armados que ya campean por su respeto en gran parte de ciudades y pueblos de la nación árabe.
No solo parece extraño, sino que resulta imposible que en pleno Siglo XXI se establezca un califato, forma de gobierno ya abolida en el tiempo, con muy pocas posibilidades de renacer y mucho menos enarbolando como bandera el extremismo de algunos grupos confesionales.

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