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Cae la máscara de los “derechos humanos”

14 de marzo de 2016

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El reciente acuerdo de la Unión Europea (UE) con Turquía respecto a los refugiados que huyen del Medio Oriente y el Norte de África, como consecuencia de las guerras de agresión desatadas allí por Estados Unidos, la OTAN y la propia Unión Europea, ha tenido la virtud de echar por tierra de manera evidente y sin medias tintas la máxima hipócrita de los “derechos humanos”, con que, habitualmente se enmascaran esos poderosos en su afán de denigrar y tergiversar las realidades que no les convienen.

El ya desgastado y desacreditado tema de los “derechos humanos” se utiliza reiteradamente por los antes mencionados para acusar a los gobiernos progresistas o no afines a los dictados imperiales, a los movimientos sociales con inclinaciones de izquierda o a cualquier otro grupo o asociación de cuyas ideas o programas se desprendan o ellos consideren con posiciones relativamente independientes, no incondicionales.

El acuerdo UE-Turquía responde a la desesperación de los europeos y a las presiones que reciben sus gobiernos desde todas partes –fundamentalmente desde la derecha y la ultraderecha–, no solo para impedir que los refugiados sigan entrando a través de las arriesgadas travesías por el Mediterráneo, el Egeo y las tierras de los Balcanes, sino que servirá para expulsar a los que hasta ahora han arribado y suman la cifra de más de un millón hasta fines de 2015.

De un arreglo previo en que se registraron 160 mil, solamente 400 han sido reubicados y documentados hasta ahora en los diversos países de la UE, no en todos, que se han mostrado dispuestos a recibirlos en reducidas cuotas.

Mediante el escandaloso acuerdo actual la vieja y culta Europa entregará a los gobernantes de Ankara la apetitosa cifra de tres mil millones de euros, con el supuesto propósito de garantizar en territorio turco las condiciones de vida de los refugiados, que se sumarán a los cientos de miles que ya se encuentran en Turquía en situación desesperada.

Como complemento del arreglo, la OTAN ha enviado ya fuerzas navales al mar Egeo para intentar impedir los traslados por mar de las embarcaciones repletas de refugiados que negocian criminalmente los traficantes desde Siria, Irak, Afganistán y Libia. Esta pretensión conducirá seguramente a nuevas tragedias y no impedirá que sigan esos peligrosos traslados.

De tal magnitud ha sido la conmoción desatada por el insólito arreglo entre la UE y Turquía, que el director para Europa del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Vincent Cochetel, recordó: “La expulsión colectiva está prohibida en virtud de la Convención Europea de los Derechos Humanos”. En pocas palabras, se están violando abiertamente las propias normativas de la Unión Europea referidas al tema.

Lo que tantos países del Tercer Mundo denunciaron consistentemente en el antiguo Comité de Derechos Humanos –desaparecido por su unilateralidad e ineficacia– y en la actual comisión radicada en Ginebra, se ha visto confirmado con creces en este arreglo sin precedentes.

La hipócrita y cínica política de los “derechos humanos”, promovida a su antojo y para satisfacer sus intereses por las potencias occidentales, quedó trágicamente desenmascarada con esta crisis de los refugiados.

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