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Buscando desesperadamente al FMI

3 de septiembre de 2018

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Mauricio Macri acelera el comienzo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional mediante un conjunto de contactos con los gobiernos que comandan el organismo financiero, y ya ha pedido una inyección de por lo menos la mitad de los 50 000 millones de dólares que le suministrará el FMI, pagadero en 36 meses, mediante un acuerdo que utiliza frase alambicadas, pero que generará más despidos, personas sin techo, una inflación galopante y, por supuesto, hambre en la tercera economía latinoamericana.

A ello se le agrega que la pobreza alcanzó casi el 27% de la población argentina, y la continuada devaluación del peso, a más de 40 por dólar, que con lo anterior hace la vida insoportable al pueblo, causa de lo cual son las numerosas y nutridas manifestaciones contra las políticas neoliberales que se están imponiendo.

A ello se suma el aumento de las privatizaciones y la desaparición de empresas de antiquísima creación.

La estrategia de Macri es bien clara: nada importa si Trump y otros líderes de Occidente le apoyan y le faciliten las cosas

Había dado una orden directa: acelerar el aval de los países que controlan el directorio. La Casa Rosada buscó el apoyo del G7 para aflojar la dureza que ya expresó el “staff” de Washington contra Argentina, cuestión que consiguió.

En lo que Macri es solamente valiente es en “poner el pecho” para compensar la falta de credibilidad que tiene su gabinete económico, y ahora en especial el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, y el oculto vicejefe de Gabinete, Mario Quintana.

Se dice que el problema no son los funcionarios, todos “respetados profesionales”, sino del esquema de licuación de poder que armaron asesores de Macri, al dividir la conducción económica, con el fin de acelerar las políticas neoliberales.

Pero esto también trasciende el plano político, porque a Macri se le exige en todos los frentes para obtener el apoyo Imperial. De todas maneras, él no es remiso en seguir la línea elaborada por el Pentágono para deponer a gobiernos de la región con políticas progresistas.

Así, ya se rumorea que Argentina va a instalar una base militar en las cercanías de la frontera con Bolivia.

Y aunque el Ministerio argentino de Defensa desmintió el hecho, el propio Macri asistió al despliegue de unos 500 soldados cerca de la frontera boliviana, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico y el terrorismo.

El presidente Evo Morales ya había tenido otros encontronazos con el gobierno de Macri, respecto a la crisis migratoria y al abandono de Buenos Aires de su membresía de la Unión de Naciones Sudamericanas, justo cuando la preside Bolivia.

Lo de la base no es algo festinado, porque desde hace meses Estados Unidos había obtenido el asentimiento de Macri para aumentar su presencia allí, con la instalación de una base militar, lo cual fue denunciado por la Asamblea Popular de la Puna, de Bolivia,  en el diario El Tribuno, de Jujuy, Argentina.

“El gobierno de Mauricio Macri, con el aval del gobernador de Jujuy, el radical Gerardo Morales, están instalando una base militar en La Quiaca con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, la trata de personas y el terrorismo. Este despliegue militar desproporcionado viola las leyes de Seguridad Interior y Defensa Nacional y rompe el pacto político-social desde el retorno a la Democracia”, señaló por su parte la Comisión de Derechos Humanos de Jujuy, en sintonía con la crítica que le hizo el kirchnerismo al actual mandatario.

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