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Brasil en peligro

21 de octubre de 2014

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Brasil se juega el venidero domingo 26 de octubre la permanencia en el proceso integrador latinoamericano y el social que ha llevado a millones de ciudadanos a dejar la línea de la pobreza, lo cual ha hecho avanzar al país en la arena internacional, pese a errores producto de la inexperiencia y el débil crecimiento ecnómico, debido a la situación de la crisis mundial.
Como nunca antes en la historia brasileña un presidente há sufrido una campana propagandística de difamación de tal magnitud, que hace hincapié en la moral y la integridad, basándose en la presunta corrupción de personeros oficiales.
Así lo sufre Dilma Rousseff, ganadora de la primera vuelta, aunque sin llegar a la mayoría del 50% más uno, como lo pretendia una ultraderecha que se da la mano con los extremistas de izquierda.
Con ello, han hecho prevalecer con fuerza al candidato socialdemócrata Aecio Neves, un hombre que, sin tapujos, dice que romperá con los organismos suramericanos y otros latinoamericanos de integración, con el fin de que Brasil, como en la época de la dictadura y gobiernos burgueses, vueva a convertirse en un fuerte aliado de Estados Unidos, sin prever la declinación económica del Imperio.
Dilma sigue siendo la favorita, pero el panorama que le rodea se ha deteriorado considerablemente: la oposición ha encontrado un líder creíble (Aécio Neves), luego de derrotadas otras opciones, aprovechando los principales medios de difusión para exacerbar los ánimos y echarle la culpa al gobierno de la inflación y el débil crecimiento del Producto Interno Bruto, que anda mal desde el2011, por más esfuerzos que ha hecho el Ejecutivo.
La situación es tal que el sin dudas popular ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se ha lanzado de llano a una campaña estado por estado, ciudad por ciudad y hasta casa por casa, con el fin de hacer prevalecer una opinión de confianza a la menos carismática Dilma, a quien atribuye que ha ido ganando en experiencia y puede volver a insuflar la economía del país, tal como lo ha hecho en lo social.
Quizás el problema resida en lo estructural, en el mejor hacer de las fórmulas renovadoras que el gobierno ha realizado en lo educativo y la salud, donde se han logrado con creces aumentar el presupuesto estatal, que debe mejorar aun más con las futuras entradas por la venta del petróleo.
“Cuando la economía anda mal, resulta en inestabilidad política”, señala David Fleischer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia, quien subraya que “la ausencia de reformas estructurales explica, en gran parte, el lento crecimiento del PIB.”.
Todo ello, como un buen caldo de cultivo, ha sido aprovechado, subrayo, por una propaganda moderna al servicio de mezquinos intereses que saben delinear hábilmente información, verdades a media, juicios de valor y una variedad de exageraciones y distorsiones de la realidad, que busca influir en las masas y movilizarla, o dejarlas pasivas en medio de emociones de miedo y odio, como inculca hoy la oposición brasileña.
“Prestigiosas” entidades desinformativas, como la muy mentada empresa O’Globo, se vale de todos los medios de difusión disponibles, y echa mano también de métodos como el rumor para lanzar una ofensiva multimediática, ya que cada una de esas vías tiene su propia capacidad y velocidad de penetración en el público.
Por ello, y tal como avizoraba el colega Cubasí, la permanencia de Dilma sería amenazada, si no lograba más del 50% de los votos en la primera vuelta de las elecciones del pasado 5 de octubre.
Este 26 Brasil se juega un importante eslabón en su futuro, por lo que si el pueblo brasileño acude a las urnas y piensa su voto, Dilma Rousseff puede triunfar, a pesar de todos los obstáculos..
Cierto, la reelección de la continuadora de la gestión de Lula esta en un peligro real, pero, de todas maneras, es preferible dar una nueva oportunidad a la mandataria que ha prometido mejorar la gestión anterior, deshacer errores e intensificar las acciones con el fin de eliminar la pobreza, la desigualdad, el latifundio y la explotación monopólica. Con ella, es posible, no con el conservadurismo neoliberal y aliado a Estados Unidos que representa su adversario.

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